lunes, 14 de septiembre de 2009

Rumbo al 6 de diciembre (Harold Olmos)

REGISTRO

Los sueños con el gas podrían adornar el soliloquio de Calderón de la Barca, si bien sonaría extremadamente grotesco mencionarlos en esa pieza universal...

A doce semanas de las elecciones del 6 de diciembre, los partidos de oposición no han logrado articular una alternativa convergente capaz de ser equilibrio real a la posibilidad de un nuevo gobierno del MAS. Evo Morales, a estas alturas, luce seguro de conquistar un segundo periodo y dispuesto a apretar a fondo el acelerador de su carruaje. Sólo que no se sabe cuánto más resistirá el carruaje. En la otra esquina, los rivales aún cabalgan separados para concurrir a la que parece ser la elección más importante de toda la era democrática boliviana, es decir la del último cuarto de siglo.

Nadie podrá decir que ignoraba la importancia de la elección de diciembre. Así como tampoco nadie es capaz de determinar cuánto más resistirá el carruaje llamado Bolivia. Walter Guevara Arze, uno de los grandes ideólogos del siglo pasado, anticipó muy bien los límites hasta dónde podría avanzar el país y los colocó dentro de lo que se denominó “la Revolución Nacional”. En una ocasión, en su apartamento en Caracas, hablábamos sobre historia política y dijo una de sus premisas clásicas: los pre-requisitos básicos para una revolución socialista duradera son que el país escenario sea suficientemente grande y autosuficiente en materia alimenticia y energética para soportar un cerco internacional. Un tercer pre-requisito es tener una extensa costa sobre el mar. Rusia y China reunían esas condiciones y fueron capaces de realizar sus propias revoluciones. Cuba, pese a ser una isla, estaba condicionada a su proximidad a Estados Unidos. El éxito de su revolución se mide ahora en la gran cantidad de cubanos ansiosos por dejar su país…y estar impedidos de hacerlo. Los servicios médicos y educativos ya dejaron de ser una credencial suficiente para argumentar a su favor.

Ninguna de las condiciones básicas las tiene Bolivia. Al contrario de Cuba, está rodeada de tierra. Consiguientemente, carece de autonomía en el mejor sentido del término. Sus relaciones deben ser de primer nivel con cada uno de sus cinco vecinos, pues el país es fácilmente “bloqueable”. No es autosuficiente en materia alimentaria. Importa gran parte de lo que consume. Y en energía, nos hemos vuelto dependientes de las importaciones de gasolina… de Chile, de diesel, de Venezuela, y carecemos de gas natural suficiente para cubrir los compromisos ya asumidos. Los sueños con el gas podrían adornar el soliloquio de Calderón de la Barca, si bien sonaría extremadamente grotesco mencionarlos en esa pieza universal que nos asegura que “los sueños, sueños son”.

Una muestra de la intolerancia que se ha apoderado del país fue vista en días pasados, cuando los candidatos opositores iban a la CNE a registrar sus postulaciones. Fueron agredidos a pedradas y, por lo que mostró la Tv, la policía poco más y cruzaba los brazos. El acto tuvo una réplica en Santa Cruz, cuando un candidato de oficialista fue también agredido. Días antes, la prensa había vuelto a ser blanco de la policía tanto en Santa Cruz como en La Paz cuando los reporteros intentaban cubrir el apresamiento del ganadero Nelson Vaca Gutiérrez. (En la policía parecen optar por el silencio: hasta este viernes se desconocía quiénes habían protagonizado las agresiones a la prensa.) Como corolario de este vistazo preelectoral, nadie asegura que alguien que no sea del partido gobernante conseguirá entrar a todas las zonas del altiplano a realizar campaña política.
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El autor es periodista
haroldolmos. wordpress.com

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