domingo, 13 de septiembre de 2009

Oposición o “tiende puentes” (Cayo Salinas)

RATIO IURIS

A raíz del vendaval que significó la arrolladora forma de toma del poder por parte del MAS, hubo muchos que claudicaron al primer susurro. Sí, sólo fue necesario un susurro, pues bastó una señal de intimidación para que los que así actuaron prefieran ser funcionales al juego gubernamental, a sus objetivos y a los postulados que sostiene la estrategia de imponer un estilo de gobierno donde es sabido, se privilegia el caudillismo y la supresión y amenaza de supresión, de los derechos de las personas con el propósito de gobernar sin control y oposición, sin contrapesos y a voluntad.

El gobierno entendía que la mejor manera de controlar a voces contestatarias a dar por bien hecho el menosprecio racial, además del abuso e intimidación para callar, asumir, soportar y ser funcional, pasaba por ejercer coacción y miedo. ¡Lo lograron!

En algunos departamentos se gestó una especie de subnivel clandestino donde pululan un conjunto de ciudadanos que se auto calificaron o fueron calificados, no lo sé, de “tiende puentes”. Desde ese submundo gestado por éstos ciudadanos, se sirve a los intereses del gobierno ya que se articula –dicen las malas lenguas que se puso de moda aparatosos “barbecue” que sirven para tejer el accionar de tan destacados individuos-- en diversos escenarios e incrustados en ellos, una suerte de pasividad a la hora de reaccionar ante lo ilegal, injusto e ignominioso. Influenciar para que esa sea la respuesta ante el avasallamiento gubernamental, es la consigna. Piensan que es mejor y más provechoso ser utilizable y dócil a lo que el gobierno desea, que respondón. Todos conocemos, dentro esta categoría, a un par de parlamentarios como Börth o Ruiz Bass Werner, que dieron muestra de la poca importancia que le asignan a principios y valores democráticos ante la conveniencia de “quedar bien” con el gobierno. Pero bueno, éstos eran hombres públicos. Los otros, algunos públicos desde ámbitos gremiales y otros no tanto, son como alfiles de ajedrez, pues, bajo el manto de la hipocresía, optaron por no ser oposición y más bien, utilitarios a la hora de servir de vehículo a esta oprobiosa manera de mirar el ejercicio del poder, su administración y aplicación. Y ojo, que cuando digo oposición, me refiero a la democrática, a la que es parte de los derechos políticos de las personas, a la que manda no ser dócil cuando al frente se intenta menoscabar básicas prerrogativas de orden constitucional. Están también los que optaron por ser parte del sistema que promueve el socialismo del siglo XXI y así se mostraron desde un inicio. Fueron transparentes y no se cobijaron en falsas posturas y falsos clichés. En ese orden, parece nomás que para los que prefirieron no ser opositores y sí “tiende puentes”, pesó más la pérdida en el plano personal que el rubor interno de saber que en el axiológico, se es fofo.

Así entonces, la disyuntiva es, si realmente eres opositor manifestando en el ejercicio libre de tus derechos democráticos que no estás de acuerdo con determinada gestión o decisión de gobierno, o sigues jugando a ser un “tiende puente”, “modus operandi” adoptado por alguna gente de clase media, ya lo anoté, que deambula en ciertos círculos y gremios, donde es más cómodo ser útil a los intereses del programa de gobierno, que ser consecuente con una manera de pensar.

Los “tiende puentes” incluso han devaluado el rol de entidades gremiales empresariales, sindicales y de otra índole, al extremo que hoy por hoy, el peso específico que éstas tenían años atrás en algunos departamentos del Estado Plurinacional, ha desaparecido, y ahí una de las causas de la notoria ausencia de liderazgo en algunas ciudades.

Por eso me animo a pensar en lo que estarán pensando los “tiende puentes” ante el sacudón electoral con la candidatura de Manfred Reyes Villa y Leopoldo Fernández y el apoyo abierto y transparente de mucha gente que clama una oposición seria, programática en términos de plantearle al país una alternativa diferente a la del matonaje político, que sea contraria a la que propone el MAS, que otorgue opciones de solución a los problemas de los bolivianos en términos reales, no demagógicos y menos con discurso de plazuela, aspecto que definitivamente los ha debido colocar en una postura muy incómoda.

Ser oposición al gobierno, cuando éste hace mal las cosas, no significa ser sedicioso o estar contra los necesitados de este país. Ser oposición desde el lugar que uno ocupa en la sociedad, manifestando rechazo a las políticas erradas del gobierno, es demostrar que se es consecuente con una forma de pensar e inclaudicable con normas y principios que son, al final, los que marcan el paso de los hombres por este mundo. Muchachos, el apellido es lo que cuenta y lo que se deja, no los “morlacos”. Así, con “tiende puentes” o sin ellos, la verdad es una sola: el 6 de diciembre o siguen jugando a la hipocresía y los dobles conceptos, o apuestan por la unidad del país y la imperiosa necesidad de recuperar la República cautiva por el Estado Plurinacional. Y es que “to be or not to be, that is the question, my friend”.

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