lunes, 14 de septiembre de 2009

Horizontes del nuevo modelo (Raúl Prada)

Algunos economistas, ligados al modelo neoliberal implantado en Bolivia durante 20 años de políticas de ajuste estructural, en la perspectiva de una incorporación a la globalización privatizadora, lanzaron el grito al cielo. Se observa un temor al Nuevo Modelo Económico, contenido en la Constitución Política del Estado, también se evidencian sus prejuicios economicistas, de corte walrasiano o friedmaniano. Se sobreentiende que estos economistas no comprendan ninguna salida postcapitalista, son apologistas del capitalismo, al estilo de Francis Fukuyama, creen que el capitalismo y el Estado liberal son el fin de la historia.

Esta lectura no tiene para nada las enseñanzas de la historia, de los ciclos largos de la historia. Llama la atención que estos economistas no conozcan la historia del neoliberalismo y crean inocentemente que se trató de medidas técnicas de corrección y neutrales, es decir, apolíticas. En resumidas cuentas, el neoliberalismo sirvió no para resolver la crisis del capitalismo sino para mejorar el ingreso de las élites dominantes de la burguesía a costa del Estado, de la sociedad, trabajadores, recursos naturales y del mismo capitalismo, debido al proceso de desindustrialización, de especulación inflacionaria. Frente a la depredación de los recursos naturales, de los recursos del Estado y de la sociedad, que transfirió riqueza de los países llamados “en desarrollo” a los “desarrollados”, los movimientos sociales en Bolivia generaron un proyecto popular e indígena alternativo al desarrollo, al capitalismo y al neoliberalismo.

En la perspectiva neoliberal, se prefirió el beneficio a corto plazo, que la plusvalía y el plusproducto, lograda a mediano y largo plazo. En la perspectiva popular e indígena se busca construir un modelo alternativo, sustentable a mediano y largo plazo. Es un modelo realista, reconoce la compleja economía boliviana con sus articulaciones y entrelazamientos. A esta descripción la llama economía plural, ella reconoce las formas de organización estatal, privada, comunitaria y social cooperativa.

Es un modelo que define el sentido del proceso de transformaciones del modelo primario exportador, configurando un proyecto productivo basado en la economía social y comunitaria. El sentido a largo plazo es desarrollar una forma económica alternativa a la modernidad y al capitalismo, una forma de organización social y comunitaria. El modelo también es transicional, se concibe un proceso de transformaciones en la transición que desarrollen las condiciones para consolidar una economía social y comunitaria. En esta transición, además de administrar a nombre del pueblo boliviano los derechos de propiedad del pueblo, de administrar los servicios básicos, de producir directamente bienes y servicios, de promover la democracia económica y lograr la soberanía alimentaria, el Estado ejercerá la dirección integral del desarrollo económico y sus procesos de planificación, promoverá la industrialización de los recursos naturales, intervendrá en la cadena productiva de los sectores estratégicos y promocionará y fomentará el área económica comunitaria.

La función del Estado es fundamental en el proceso de transición y transformación de las formas económicas, potenciando la forma de organización social y comunitaria. Estas tres etapas, la descripción de lo que somos, el punto de partida, la transición transformacional y la dirección hacia una economía social comunitaria, hacen a un modelo económico integral, dinámico y con una perspectiva postcapitalista.
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El autor es * Director de Control de Gestión
raulprada@economiayfinanzas.gov.bo

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