martes, 15 de septiembre de 2009

Chupe llocalla avec herbes de provence (Agustín Echalar Ascarrunz)

La candidatura de Ana María Romero de Campero como primera senadora del departamento de La Paz por el partido de gobierno está sacando roncha, principalmente en algunos sectores trasnochados de las clases acomodadas, que se sienten “traicionados” por un miembro de la tribu. Interesante sería conocer también la reacción al interior del MAS. Me imagino que Choquehuanca y los suyos, que tienen una cuota importante en las altas esferas, sólo pueden estar indignados con la cercanía y el peso que ganará la hija del autor de La Conquista de la Nueva Toledo, un gran libro, pero “colonialista” hasta la médula. Por lo demás, por matrimonio, la insigne dama pertenece a una de las cuatro familias nobles tituladas que habitaron la remota Audiencia de Charcas durante los tiempos de los “amados” reyes castellanos.

Mas allá de las anécdotas genealógicas, la ex defensora es una constatación en carne y hueso de que los últimos 20 años, antes del advenimiento de Evo, no fueron lo que los masistas pretenden. Su rol como primera Defensora del Pueblo fue posible gracias a una institucionalización que implicó la paradoja de que la ley del Defensor del Pueblo fuera promulgada nada menos que por el ex dictador Banzer, y eso fue ante todo una demostración de la madurez política a la que se había llegado en la denostada “larga noche” neoliberal.

AnaMar tendría que negarse a sí misma si abraza el discurso duro del partido que pretende llevarla a la presidencia del Senado. Y por eso, con un poco de buena voluntad, se podría ver en la invitación del MAS algo así como un ablandamiento de su maniqueo juicio del pasado. El único problema es que los mensajes que envía Evo no son confiables ni duraderos.

La candidatura de la señora Romero de Campero será desde un principio un incordio para el Gobierno. La población, precisamente por su prestigio, le exigirá consecuencia. Pienso por ejemplo en el caso Rózsa, ¿puede ella avalar ese flagrante crimen cometido aquella madrugada? Más sensible aún será el tema de Leopoldo Fernández.

Hay quienes temen que el MAS está cocinando a fuego lento una sopa cuyo principal ingrediente sería la clase media y que dará más potencia a la hornilla, luego de su triunfo electoral en diciembre de este año. En tal caso, Anamar estaría haciendo honor a su apellido. El problema es que un puñado de hierbas aromáticas se pierde en el potaje, sobre todo si se exagera con el ají colorado.

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