martes, 15 de septiembre de 2009

Decisiones son decisiones (Centa Reck)

El tiempo de elecciones nos da la posibilidad de comprobar que no todos siguen perseverando en seguir los caminos que “conduzcan a Roma” y que sin duda muchos de los que dicen que de cualquier manera llegarán a Roma, finalmente han tomado una opción que nos hace pensar que podrían haber abandonado la ruta que fue elegida por nuestro departamento en una franca apuesta para cumplir sus demandas y reivindicaciones.

En un momento tan álgido para Santa Cruz, en la medida en que está en juego la tan esperada autonomía y por ende la visión productiva cruceña, nos encontramos en que precisamente un sector empresarial y de dirigencia local toma la opción de permanecer al medio de la cancha, justificando la opción en nombre de la libertad que los asiste a tomar sus propias decisiones y determinaciones en el marco del presente proceso político-eleccionario.

Es importante aclarar que todos los ciudadanos tienen pleno derecho de ejercer sus decisiones y que incluso no es nada raro que una persona cambie de camino, caballo y dirección las veces que desee hacerlo. Sin embargo, es también importante recalcar que todo cambio o redireccionamiento no ocurre al azar y tiene por supuesto una explicación y por ende conlleva connotaciones que siempre están más allá del simple acto o ejercicio de tomar una opción porque sí, con lo que concluimos que no se decide algo porque simplemente se está en potestad de hacerlo, sino porque existen sin duda intereses y por supuesto motivos para llevar a cabo dicha opción.

Por esto es que resultan insuficientes las explicaciones que ha dado el prefecto Rubén Costas, en una carta pública en la que manifestó su postura respecto a las próximas elecciones nacionales de diciembre, carta en la que se desmarca de la opción tomada por sus colegas prefectos con los que antes conformó el bloque de la Media Luna o ex Conalde, apartándose así de la decisión que ha tomado este bloque como opción frente a la justa electoral.

Llama la atención que en su carta el prefecto Costas invita a los ciudadanos a “votar libremente de acuerdo a sus convicciones” sin querer manifestarnos cuales son las convicciones que él tiene como autoridad departamental y sin explicarnos porque después de haber sido defensor de la autonomías y opositor al gobierno por este mismo motivo, ahora se desmarca precisamente en una justa eleccionaria en la que se juega el destino de Bolivia entera y por ende de Santa Cruz como región productiva entre otros aspectos también de gran trascendencia como es la vigencia o no del Estado de Derecho y libertades largamente defendidas por la oposición que ha planteado una reivindicación de la democracia dentro de la presente gestión.

Suena a tambor de hojalata eso de soltar a los ciudadanos que han acompañado este proceso a “votar libremente de acuerdo a sus convicciones” sin jugar a mostrar las cartas con las que el prefecto está concibiendo su propia participación dentro del presente proceso, pues sin duda el no tomar partido es también una forma de tomar posición y nos permite por ende sacar también nuestras propias conclusiones respecto a la opción a la que este planteamiento estaría en realidad favoreciendo, sin necesidad de que tengamos que anunciar esta opción a voz en cuello, puesto que la decisión de ponerse al margen es una opción que favorece enteramente a la candidatura del presidente Evo Morales y de quienes no quieren plantearse como un escollo o una oposición de cara a las políticas que su gobierno y su partido plantean.

El prefecto habla de no negociar el voto de los cabildos, habla de que él no representa a ningún partido, de que es sólo un servidor público, que no pretende ser dueño de la conciencia del pueblo cruceño y todo esto suena a tambor de hojalata porque la verdad sigue sin duda en pleno cauce del río que ruge y trae piedras, porque el prefecto así pretenda dejar su opción como no dicha, esta opción no por no ser dicha es menos importante, puesto que está implicando que ha abierto las compuertas para no jugarse abiertamente no sólo por una fórmula sino por una posición de cara a nuestro país hasta que lleguen las próximas contiendas prefecturales.

A decir verdad, el prefecto Rubén Costas planteó su opción de candidatearse nuevamente como prefecto en las elecciones que para este efecto tendremos en abril. Por curiosidad nos preguntamos qué papel piensa jugar entonces, desmarcado de las nacionales ¿será entonces un prefecto solitario?, ¿seguirá jugando solitario? ¿o este juego será en ese momento asunto del pasado y se planteará como un candidato unido a uno u otro de los frentes que se reconfigurarán en la pugna eleccionaria de diciembre?

De todos modos, jugar sólo a su candidatura a prefecto no parece muy creíble ni lógico, no parece tampoco real por otro, no suena realista, no suena a sinceramiento, suena más bien a una especie de cortina de humo. Decimos esto porque los servidores públicos no pueden cumplir sus funciones en solitario, siempre e indefectiblemente deben ser parte de una cadena humana, tienen que integrarse a un haz de voluntades. Sabemos que hasta por instinto gregario los hombres no suelen andar solos, menos los dirigentes y autoridades. En todo caso el prefecto finalmente ha tomado su decisión.

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