A un año de la matanza de Porvenir, es el principal acusado del Gobierno por los hechos del 11-S. Desde la cárcel de San Pedro reclama un juicio justo y acusa al ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, de ser el que maquinó todo para sacarlo de Pando
Pablo Ortiz portiz@eldeber.com.bo
- A un año de los hechos, crece la idea de que todo se pudo evitar ¿Qué hizo usted para detener la matanza?
- La marcha partió de Riberalta al municipio de Las Piedras, donde en un ‘ampliado’ los marchistas decidieron avanzar hacia Cobija para exigir mi renuncia. Así, ante el riesgo evidente de enfrentamientos, ya que existía un bloqueo autonomista en el camino que los marchistas recorrerían hacia Cobija, conversé tanto con el Comandante Departamental de la Policía como con cada uno de los tres Comandantes de Fuerza asentados en Pando. Les pedí que tomen las medidas preventivas. Existía, además, la denuncia de que los marchistas estaban portando armas, lo que hacía prever la posibilidad de una violencia superior. Los intentos por obtener apoyo de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, no se limitan a mi persona. Tanto parlamentarios como miembros del Comité Cívico hicieron las mismas gestiones con ambas instituciones, ante el Defensor del Pueblo en Pando y el Párroco de Cobija.
- ¿Por qué cree que los militares no intervinieron?
- La respuesta que obtuve del Comandante Departamental de las FFAA fue que debía realizar una consulta pues dependía de órdenes superiores. Dichas órdenes sólo pueden ser remitidas por el Comandante General de las Fuerzas Armadas, que a su vez responde al Capitán General, que es el Presidente. Si los militares cumplieron su obligación de elevar la consulta al Presidente, entonces la decisión de que los militares no intervengan fue de Evo Morales. Algo similar ocurre en la Policía Nacional, pues como el país es testigo no intervino la marcha sino hasta después de que los marchistas hubiesen asesinado al Ingeniero Pedro Oshiro, en la localidad de Tres Barracas.
Un factor adicional que queda por establecer es la presencia del General Pardo de la Policía Nacional en Cobija, que tenía a su mando a 85 policías antimotines, los mismos que no van a Porvenir y permanecen en la capital. Si estos policías hubiesen sido desplazados a Porvenir, quizás la historia hubiese sido diferente. En todo caso, es claro que los que quisimos evitar el enfrentamiento hicimos lo que estuvo a nuestro alcance y quienes pudieron evitarlo no hicieron nada. Lo que falta es saber sus motivos.
- ¿Por qué no impidió el uso de los equipos de Caminos?
- Autoricé el uso de la maquinaria de Caminos para cavar las zanjas, precisamente para colocar un obstáculo entre autonomistas y marchistas y evitar el enfrentamiento. La teoría del Gobierno de que estas zanjas fueron hechas con la intención de tender una emboscada queda descartada con el hecho de que quienes sufren las agresiones en las zanjas, donde se capturan los rehenes, se dan los primeros heridos de bala y el primer fallecido son los autonomistas.
- ¿Cuánto de culpa tiene el Gobierno en todo esto?
- El ministro Quintana fue quien organizó personalmente la marcha. El Gobierno pudo evitar el enfrentamiento y no lo hizo. ¿Qué grado de culpa usted le asignaría a esa actitud?
- Usted, en su momento, dijo que tiene la conciencia tranquila, ¿aún lo sostiene?
- Tengo un pesar profundo por lo sucedido, pero la conciencia tranquila porque no fui quien llevó a esa gente a la muerte, traté de que la ideología no se dirima con sangre. Durante muchos años hemos convivido en Pando con diferentes partidos opositores, pero las diferencias de opinión se quedaron en el ámbito de las ideas, nunca llegamos a la extrema violencia. Eso no sucedió de parte de nadie hasta la llegada de Evo Morales al Gobierno y de Quintana a Pando. Lamento muchísimo que sea justamente mi tierra, mi gente la que haya sido utilizada por este Gobierno para derramar sangre por razones políticas. Hice todo lo que pude para evitar el enfrentamiento, pero no estuve en Porvenir y era humanamente imposible poder controlar la angustia y la bronca de los pobladores de Porvenir por sus muertos y heridos. Eso fue lo que traté de evitar.
- ¿Tiene algo de qué arrepentirse sobre su forma de actuar en esos días?
- Arrepentirme no, pero que lamentar, sí.
- ¿Se sintió abandonado por sus colegas prefectos de oposición?
- Creo que ellos fueron también tomados por sorpresa. Nadie podía creer que un presidente, en su sano juicio, en un periodo democrático, lleve gente a una batalla con armas cual si fuese una revolución contra una dictadura.
- ¿Cómo tomó que las negociaciones se hayan iniciado el mismo día de su detención?
- Había un cerco similar al de Porvenir, con proporciones mayores en Santa Cruz. Las negociaciones eran necesarias para encontrar una salida consensuada. Lamentablemente hoy podemos ver que la posición del Gobierno fue una burla a las regiones autonómicas y utilizó la violencia como arma de negociación. Queda en evidencia el profundo irrespeto a la vida de Evo Morales y su Gabinete.
- ¿Cree que Quintana y ‘Chiquitín’ Becerra se confabularon en su contra?
- Quintana es quien planifica todo, con la colaboración de sus aliados en Pando y Beni. Tanto Miguel Becerra como Abraham Cuéllar o el alcalde de Filadelfia, Antonio Aguilera, tendrán que explicar algún día su grado de responsabilidad. Blusher Alpire y Antonio Maguayo, partícipes activos de esos sucesos, ya dieron su testimonio: el mayor responsable es Quintana.
- ¿Qué le dijo Quintana en el momento de su detención?
- Yo pensé que iría a tener la valentía de al menos intercambiar alguna palabra conmigo. Sólo se limitó a instruir, escudado tras cientos de armas militares: “Al avión”.
- ¿Se reconcilió con Becerra?
- Becerra dejó su alianza con el MAS. Creo que él busca reconciliarse con Pando.
- Usted ahora es candidato, ¿Cómo cree que esto fue tomado por las víctimas de Porvenir?
- He expresado varias veces mi pesar por esas familias, por sus pérdidas. Lamento la forma cobarde cómo el Gobierno se aprovecha de la humildad de esas personas, así como lo hizo con aquéllos que fueron conducidos a su muerte. A todos ellos les doy mi compromiso de luchar incansablemente hasta encontrar y castigar a los culpables. No pretendo obtener la inmunidad. Quiero y tengo el derecho a un proceso justo, imparcial y donde se respete el debido proceso. Tengo el derecho de defender mi inocencia, pero no podré hacerlo ante autoridades claramente manipuladas por el Gobierno. Eso sólo lleva a la impunidad de los verdaderos responsables. Me imagino que quienes han perdido a sus familiares querrán, como yo, ver a sus verdugos tras las rejas y pagando sus culpas.
- ¿Qué tribunal lo debe juzgar?
- Lo que indica la ley es que debo ser juzgado por la Corte Suprema de Justicia. Y esto no significa ninguna ventaja, ya que ese juicio se rige bajo el mismo código de procedimiento penal y no existe la instancia de apelación.
- ¿Confía en que logrará su libertad?
- Soy inocente, no pueden existir pruebas de mi culpabilidad simplemente porque no hice nada para provocar esas muertes. El Gobierno quiere encubrir su culpabilidad, por ello no puede permitir que yo salga en libertad. Eso equivale a que al menos uno de ellos me reemplace en esta celda.
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Fuente: www.eldeber.com.bo
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