domingo, 11 de octubre de 2009

Imperialismo ineficiente (Humberto Vacaflor)

Quiero sumarme a las palabras de S.E., el presidente Evo Morales, cuando critica al Imperio norteamericano. Pero quisiera hacer algunas precisiones. No critico al imperialismo por el capitalismo que practica porque es la filosofía económica que se acomoda mejor a nuestros fenicios, los aymaras.

Sin el capitalismo, nuestro propio Presidente seguiría corriendo detrás de los autobuses en Orinoca, y ya estaría bien cansado. En cambio, a tiempo partió hacia el Chapare, donde reina el más puro y salvaje de los capitalismos, a tal punto que llega a ser inmoral.

Sin el capitalismo no tendríamos ferias ni mercados y estaríamos tan desabastecidos como los cubanos, que ahora vuelven al capitalismo, y no les da vergüenza ni pena hacerlo en vida de Fidel.

Pero lo que me molesta del imperialismo es su ineficiencia en algunas cosas específicas.


Los bolivianos, con el sudor de nuestras frentes mandamos regularmente a algunos oficiales del ejército para que aprendan inteligencia y, si pueden, contrainteligencia en la Escuela de las Américas. Por los resultados que vemos en estos días, los instructores imperialistas no son competentes. O es que ponen demasiado acento en aquello de la contrainteligencia, que suena a lo contrario de inteligencia. Uno de nuestros mejores oficiales estuvo no una, sino dos veces haciendo ese curso y lo que ha venido a hacer aquí es una demostración de la pésima calidad de la enseñanza en la mencionada escuela.

Ha armado un escenario de inteligencia en Pando con tanta torpeza que nos pone en la disyuntiva de tener de Vicepresidente a un preso político en lugar de un ex terrorista. Luego, este estudiante de la Escuela de las Américas monta, en colaboración con algunos ex terroristas nacionales, un operativo de contrainteligencia que salió muy complicado. Creo que no entendió aquello de contrainteligencia.

Por las pruebas que mostró Carlos Valverde en la Tv, nuestros especialistas en contrainteligencia no se percataron de que el grupo de los terroristas que habían infiltrado estaba ya infiltrado por otros especialistas que, además de ser muy buenos en inteligencia, son fotógrafos consumados. Nuestros oficiales de inteligencia fueron retratados en todas las poses junto a los terroristas que lo único que pudieron hacer es poner una bomba en la casa del cardenal Terrazas, cuando él estaba ausente.

Lo cierto es que ahora todo el operativo de inteligencia, pero sobre todo el de contrainteligencia, está afectado. No sabemos si los terroristas eran húngaros que fingían ser bolivianos o bolivianos que fingían ser croatas musulmanes o combatientes del EGTK. Y todo es dejado en las manos de un fiscal que ya no entiende nada y de un diputado potosino de sonrisa permanente que ha decidido rastrear a los que conocieron a los terroristas y a los dueños de los hoteles donde se alojaron. Tiene la idea de perseguir luego a todos los que hubieran comido alguna vez un plato de gulash húngaro. Felizmente, el que yo como es de la versión vienesa.

Como resultado de todo esto, yo diría que hay que cerrar la Escuela de las Américas. O revisar el currículum de los profesores. Y mientras eso no ocurra, tendríamos que mandar a nuestro oficiales que quieren estudiar inteligencia a la Academia del Inspector Clouseau de París. Es más seria.