sábado, 12 de septiembre de 2009

“¿Leo presidente? Estas loco!” (Iván Arias Duran)

Fue la expresión de un flor de asesor de Víctor Hugo Cárdenas cuando el suscrito, en marzo de este año se atrevió a decir que Leo, golpeado de Prefecto y preso en San Pedro, se convertiría en el cancerbero del actual gobierno si es que no lo sueltan rápido.

“ Es un cadáver político, como lo es Tuto, Jaime Paz o Doria Medina, no se va levantar más, han cumplido su ciclo y representan el pasado, ése que ya no tiene posibilidades de retorno y que obliga al cambio; no lo digo yo, lo dicen las encuestas” sentenciaba el sabio estratega. En mi modesto argumentar recurrí a dos hechos históricos, uno cercano y otro lejano. El año 2002, gracias a una equivocada decisión de Tuto Quiroga, el entonces dirigente cocalero, Evo Morales, pasó de ser victimario a ser victima, de ser un líder Chapareño a ser un líder nacional, de jefe de una esmirriada bancada a controlar la cámara baja y así tomar el poder de la República. Leopoldo, alumno y admirador del general Banzer, cuando era Senador, allá por el año 98, me comentaba que “la cárcel hace gobernantes, pues, el coronel, estaba preso y salió a ser presidente y luego general. Así también ocurrió con Fidel Castro”. Nunca subestimes ni des la espalda a tu rival, sentenciaba, los grandes lideres cuando son derrotados hacen como el león herido, no se rinde, aunque a muchos les parezca así, se retira a lo profundo de la selva o de la estepa a lamer sus heridas, a sanarse, a reflexionar, a hacerse pequeño, a acumular fuerzas y vuelve, sí, vuelve con más sabiduría y fuerza.

La postulación de Leo ha puesto en cuestión algunas de las hipótesis que manejaban los estrategas de candidaturas. La primera que indio saca a indio. Esta tesis planteaba que el que quiera hacerle frente al actual régimen tiene que salir de sus propias entrañas, de su misma clase o etnia. Los K’aras no tienen espacio, el Estado se ha teñido de indio y han entrado para quedarse por centurias. La segunda, que hay que evitar al máximo alguna relación con el pasado, pues el país esta asqueado de veinte años de democracia pactada y de políticos que han estado relacionados con ella. La tercera que el opositor tenia que ser de occidente, mejor de La Paz, evitando mancharse con el Conalde o con la media luna. Esta ultima tesis fue tan bien asimilada por los orientales que entre ellos se posesionó la idea que a los cambas no les quedaba otra que solo dar su voto pero no dar la cara con candidato propio.

Pues bien, hoy tenemos de principales líderes opositores a dos que de indios solo tienen la sangre chola que recorre por sus venas; mas relacionados al pasado como el actual régimen a las ideas de los setenta y con un camba, que si bien figura de segundo, en realidad es la cabeza de todo lo que se derrumbó y armó. ¡Genial!

Pero, ¿esito bastará? Claro que no, ahora viene el desafío de que estos viejos leones no solo apliquen la fuerza y la astucia sino la sabiduría, esa que no se ha dejado notar al momento de elaborar las listas pues, al viejo estilo, ha primado el dedazo, como aquel de acomodar en las listas a militares por el solo hecho de ser amigos del capitán. En la práctica y no en los discursos grandilocuentes deben mostrar la nueva forma de hacer política, de construir alianzas y de hablarle al país. El síndrome Podemos, juntucha de vasallos respondones y oportunistas en torno a un caudillo soberbio, no debe pasar desapercibido ni olvidado, pues la tentación está dentro del actual frente. Unirse para después despedazarse es el mejor regalo que esperan las fuerzas gubernamentales para seguir en el poder por años.

Finalmente, urge plantearle al país, especialmente a los marginados urbanos y rurales, una agenda de trabajo y no de dádivas, una agenda de pactos y no de miedos, una agenda para abrirnos al mundo, una agenda para atraer inversiones, una agenda para incluir a los desposeídos y no para usarlos en marchas, bloqueos y desfiles pintorescos cada 6 de agosto. No es una cuestión de “culitos blancos” o negros, es cuestión de no dejar el espacio de los pobres, esos ciudadanos que en el país son millones y que su miseria es el caldo de cultivo que alimenta a caudillos bárbaros. Que la guerra sucia, no embarre la agenda de la unidad, igualdad y libertad.
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El autor es ciudadano de la Republica de Bolivia
Miembro de columnistas.net

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