domingo, 6 de septiembre de 2009

COmba y CAlla (Carlos Hugo Laruta)

KHUMAKI/TRANSPARENCIA


No, el titulo no mes un error de redacción ni un error tipográfico. Tampoco es parte de un trabalenguas inconcluso. COmba y CAlla, son la mezcla de Camba y Colla. Son la mezcla de dos nuevos apelativos regionales en Bolivia, que sustentan la idea de que una cosa poco estudiada está cambiando en Bolivia. Y es que El Alto esta volviéndose camba y Santa Cruz esta volviéndose colla. No es una locura. Y ambas ciudades forjan y comparten cada vez más un elemento de identidad común, más allá de las diferencias obvias que se pudiera encontrar.
Y el que Santa Cruz se vuelva más colla y El Alto se vuelva más camba es más que sólo el hecho demográfico de que en el oriente haya más ciudadanos de occidente o que en El Alto los inmigrantes todavía sean un porcentaje importante. El hecho es mucho más amplio y profundo que eso.
El hecho es fundamentalmente cultural. Afecta a El Alto pero también se observa en las otras ciudades y el área rural del occidente boliviano. Los estereotipos de ferias masivas y populares en el occidente son la feria de Alasita y la feria de la villa 16 de Julio, y últimamente todas las ferias empresariales y productivas que se realizan por doquier, que son verdaderas ferias “24 de septiembre Feria de Santa Cruz” en pequeño. Eso son las ferias de Patacamaya, Luribay, Guaqui, Viacha, etc., ferias de artesanía, de comercio, de emprendimientos, de servicios, de agricultura, de ganadería. Y en Santa Cruz, urbe cada vez más intercultural, el nuevo cosmopolitismo boliviano tiene un rostro de camba popular, donde los ingredientes y colores collas se dejan sentir muy fuertemente, en la culinaria, en la vestimenta, en el rostro de los pequeños emprendimientos y negocios, en las identidades parciales y mestizas que se van formando, complementando el caro cosmopolitismo de la ciudad oriental.
Pero el poderoso puente común, el fenómeno articulador que une a ambas ciudades en tamaña semejanza es sobre todo un hecho económico y sociológico. Ese puente son los llamados emprendimientos, los negocios, las inversiones, donde pequeños y medianos capitales monetarios (dinero, maquinaria, equipos) y capitales sociales (orientaciones y valores para fomentar la asociatividad, la innovación, la confianza) bailan al compás de la dinámica de la producción, la circulación y el consumo. Y es que en ambas ciudades, El Alto y Santa Cruz y replicado en sus provincias y área rural cada vez con más fortaleza, se produce desde hace algunos años una revolución silenciosa. Los recién llegados se encuentran con un mundo por construir. Ante la ausencia de trabajos y empleos previstos por un ente medianamente débil o inexistente (el Estado o las grandes empresas) las oportunidades económicas debieron inventarse —y se inventan y se seguirán inventando— a fuerza de empeño, voluntad y sacrificio.
Con ello, los parecidos entre El Alto y Santa Cruz y sus áreas de influencia se van pareciendo cada vez más. Desde esta mirada, ya dentro de poco será difícil decir que algo es estrictamente camba o que es genuinamente colla, cuando menos en un aspecto medular de la vida social como es la economía. Si el parecido se acentúa cada vez más deberemos coincidir en llamar a algunas cosas con el apelativo propuesto.
Y, en resumen, para seguir sonriendo con este pequeño análisis sociológico, la semejanza descubierta parece ser una dirección inevitable de marcha de la sociedad boliviana que encuentra en los emprendimientos, en los pequeños negocios y microempresas, una nueva oportunidad para el diseño de vidas mejores. Ojalá que sea en buena hora, para las familias de emprendedores y para todas las familias bolivianas.
* Sociólogo alteño y catedrático
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