lunes, 9 de noviembre de 2009

Traspié que se repite (Mario Rueda Peña)

A las justas generales del 6 de diciembre sucederán las del 4 de abril de 2010 para la elección de Prefectos en los nueve departamentos del país. O sea que hasta entonces, desde la pantalla chica, las radioemisoras y las calles, la fanfarria electorera seguirá lastimando nuestros tímpanos.



Pero no interesa tanto tal agresión acústica cuanto el epílogo de la pugna por el poder regional. Es altamente previsible que el MAS se haga de los gobiernos departamentales de La Paz, Oruro y Potosí, regiones en las que siempre logra una alta votación.



Parece que Cochabamba se incorpora también a esta lista, cosa que no se daría en Santa Cruz, Beni, Pando, Chuquisaca y Tarija. Ciertas circunstancias justifican la utilización de aquel verbo condicional ¿Cuáles? En primer lugar, el debilitamiento estructural de los movimientos regionales en cada una de estas regiones. En el marco de una estrategia global ceñida a operaciones específicas en el ámbito regional, al gobierno logró tal cometido. Con una marcha campesina provocó en Pando reacciones de defensa que derivando a un enfrentamiento con saldo de muertos y heridos le servirían de justificativo para una represión político-judicial que desbandó casi totalmente al adversario. Unos fueron a dar a La Paz como presos políticos y otros se fugaron al Brasil. En Santa Cruz puso en ejecución todo un plan para desarticular el movimiento regional. Se valió de cierta escuadra de infiltrados para inducir a determinados grupos a acciones de violencia, como toma de oficinas públicas y ataques a las fuerzas del orden. El siguiente paso fue asociar a la institucionalidad regional al terrorismo con fines separatistas. Tras la sangrienta operación del Hotel “Las Américas”, durante varias horas, policías infiltrados en el grupo “terrorista” de un húngaro-boliviano, montaron toda clase de “pruebas” que sirvieran de respaldo a la nueva sindicación.



Resultado: en Pando, nada contiene los esfuerzos del MAS por lograr un mayor porcentaje de votos en las justas electorales que se avecinan. Algo igual ocurre tanto en Beni como en Santa Cruz. En esta última región el MAS recluta gente desde sectores que se suponía nunca dejarían de enseñarle el puño. Lo propio hace en Tarija y en las demás regiones. Aplica para ello estrategias de seducción de las capas medias y altas urbanas, de las que no excluye a la clase empresarial.



Lo peor, para las regiones, en la perspectiva de las elecciones prefecturales de abril de 2010, es que sus figuras representativas en lo institucional y político, caen en el mismo error en que incurrieran los candidatos presidenciales y vicepresidenciales de la oposición, premonitorio, por cierto, de derrota en las justas de diciembre. En vez de articularse en un frente único que infunda confianza y seguridad al votante antimasista, empiezan a ir cada uno por su lado, dando lugar a una fragmentación que les perjudica. El MAS debe estar celebrando traspiés tan favorable a sus expectativas.

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