miércoles, 11 de noviembre de 2009

La clase media y Evo de nuevo (Julio H. Valenzuela González)

Todo apunta a asegurar que el próximo 6 de diciembre, en horas de la noche conoceremos la noticia extraoficial de que el Estado Plurinacional tendrá como Presidente Constitucional, por los siguientes cinco años, al ciudadano Evo Morales Ayma, quien será reelegido en las urnas por permisión contenida en la nueva Constitución Política del Estado.

La victoria de Evo será contundente, mi premonición dice que obtendrá entre el 57% y el 59% de los votos válidos, de donde su legitimidad resultará otra vez incuestionable, más aún cuando ahora será producto del nuevo padrón electoral biométrico, lo que ya no le permitirá a la trasnochada derecha manipular la información con argumentos plañideros y baladíes que pretendan descalificar el triunfo “del indio” con la muletilla de fraude y otras especies a las que ya nos tienen habituados.

Mis cábalas tienen como base el hecho cierto de que el caudal electoral en nuestro país está constituido por tres segmentos claramente definidos que porcentualmente se manifiestan de la siguiente manera: 40% votó sólido, leal, invariable y firme para Evo; 30% voto absolutamente contrario a Evo y el 30% restante constituido por el voto indeciso, el veleidoso y el voto irresponsable o “del no me importismo”.

El 40% del voto cautivo nacional que favorece a Evo está a su vez conformado por el 80 a 85% del contingente electoral campesino y/o rural boliviano, siendo el otro 15 o 20% (para constituir el 40% del nacional) sin duda alguna el aportado por la clase media progresista y visionaria que está de acuerdo con el necesario y urgente cambio que quedó truncado o frustrado por los enemigos, los detractores y lo más grave por los traidores a la tesis de la “Revolución Nacional” gestada en las trincheras del Chaco e instaurada en el poder por el pueblo en su conjunto en abril del año 1.952, de donde se desprende - así lo sostuve y lo sigo sosteniendo hoy - que los genuinos militantes del Nacionalismo Revolucionario y cultores de la tesis de la “Revolución Nacional”, que no necesariamente quiere decir M.N.R., naturalmente deben apoyar con toda decisión al proceso de cambio iniciado por Evo Morales Ayma que en primer y último análisis es producto de las conquistas logradas en las ensangrentadas barricadas de las heroicas jornadas de abril del 52 .

Resulta inútil e innecesario referirse al 30% del voto contrario o enemigo de Evo, ese está destinado a sucumbir junto a sus corifeos y a morder el polvo de la amarga derrota el próximo 6 de diciembre, con rarísimas rescatables excepciones lamentablemente constituidas por incautos e ilusos creyentes en viejos y gastados “cantos de sirena”, que insensatamente se aferran al oprobioso pasado, resistiéndose al urgente cambio que debió llegar hace más de una centuria y media..

Lo que en verdad importa, para obtener el deseado y necesario triunfo, es cautivar o conquistar la masa electoral conformada por el 30% de los indecisos, los veleidosos y por los que o poco o nada les interesa la democracia, estos últimos afortunadamente los menos. De ese 30%, constituido en su gran mayoría por “clase media” citadina: profesionales, empresarios y personas comunes, con un buen trabajo en esta recta final de campaña, sin duda alguna entre el 15 y el 20% se inclinarán por el binomio conformado por Evo Morales Ayma y por Álvaro García Linera, para darle “al indio” --a nuestro indio-- la victoria en las urnas; sin embargo es imperioso que Evo, como se le aconsejó desde hace mucho tiempo y en forma reiterada, se acerque con mayor vigor y total sinceridad a esa clase, es decir a la “clase media”, puesto que es ella la que en verdad aporta con más o menos el 20% de los votos, que sumados al 40% firme que apoya a Evo, le dio el éxito en pasadas contiendas democráticas con porcentajes que incluso rebasaron el 60%; para el efecto es necesario darle a ese elector las seguridades de que en el futuro gobierno no habrá espacio para el pernicioso triunfalismo, ni para la insensata soberbia y que se librará frontal lucha contra el crimen, el narcotráfico y la corrupción.

Para que “Evo de nuevo” llegue al “Palacio Quemado” con una envidiable y reeditada legitimidad, la condición es que sea practicando desde ahora una verdadera, sincera e indefectible inclusión social.

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