martes, 29 de septiembre de 2009

Si las elecciones fueran hoy día (Dante N. Pino Archondo)

Ateniéndonos a los resultados de las encuestas, Evo Morales habría culminado sus deseos. Tendría el control del Senado y una mayoría en Diputados. Suficiente para iniciar la segunda fase de su proyecto político. Esto significa dar luz verde a su Constitución y efectuar reformas a la propiedad urbana y la educación.

Alguien insistirá en que es muy difícil elaborar leyes que le den cuerpo a la Constitución, por las contradicciones que esta tiene. No lo será. Puesto que en la Asamblea congresal, la oposición no podrá impedir los “avances” que se avecinan y como ya es norma, tales contradicciones se resolverán con otras. Aunque usted no lo crea.

El fondo de este drama que vive Bolivia, está en el enorme retraso que esto significara. En el campo de la economía, lo que ahora no son más que cifras que parpadean el rojo de las cuentas, se convertirán en realidades sociales. En el campo social, se frenará la inversión pública y con ello los programas de asistencia social más urgentes. En el campo político, la intolerancia se acrecentará y las libertades se reducirán a un mínimo sostenible.

Este panorama, vendrá acompañado de un incremento de la violencia, por la toma institucional que hará el narcotráfico especialmente en el Poder Judicial. Así la vida democrática nacional sufrirá un impacto de proporciones nunca vistas.

Todo esto que de por sí debería evitar que el voto ciudadano le entregue el gobierno a quienes hoy gobiernan, no se mira, no se siente y lo peor no se comprende. Me preguntará porqué. Pues porque la pobreza no entiende de predicciones sino de realidades. Y guste o no hoy día Evo Morales es una realidad, que reparte bonos y que multiplica el ingreso del narcotráfico entre los sectores sociales marginales del campo y la ciudad.

Si las cuentas fiscales deberán cambiar el superávit por el déficit, no es algo que se siente en los bolsillos de la gente pobre, pero el Bono Juancito Pinto y la rebaja en las cuentas del gas, la electricidad y la subvención a la gasolina es lo que a diario sostiene la economía popular. Más aún, el empresariado nacional, hace negocios con el gobierno, que les compra todo a los precios que ellos fijan, incluida la coima. Todo esto tiene contentos a muchos.

Y por eso el 54 por ciento del voto es para Evo. La pobreza que no tiene otro futuro que la pobreza, se contenta con poco. Y esto es lo que reproduce la mentalidad mendiga. No somos pobres porque no sabemos explotar nuestras riquezas, sino porque pensamos como pobres y damos solución a lo pobre. La pobreza es ahora un instrumento en la reproducción del poder. Y hay que saber administrarla. Lo que hace muy bien Evo Morales.

Mientras esto se vive a diario, la pobre oposición cacarea en términos políticos. Están creyendo que denunciando las acciones non santas del gobierno con hechos delincuenciales, como los de Pando, Yacuiba, y Santa Cruz (caso Rosza) le están infligiendo daño electoral. Y parece que no se dan cuenta de que las intenciones del voto tienen otros referentes. Esto nos lleva a una conclusión: si la oposición electoral no cambia su estrategia, y no logra arrebatarle a Evo el encanto de ser pobre y gobernar para los pobres, seguro que pierde estas elecciones

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