miércoles, 30 de septiembre de 2009

Biométrico II (Carlos Cordero Carrafa)

DEMOCRACIA



La incorporación del padrón biométrico para viabilizar las elecciones 2009 fue un traspié cometido por los legisladores oficialistas y una pequeña victoria de la oposición política, que con el tiempo está convirtiéndose en un dolor de cabeza para el MAS y para la reelección presidencial.

Al promulgar la Ley del Régimen Electoral Transitorio (RET), el señor Presidente sufrió una derrota política propiciada por su entorno de colaboradores. No es la primera vez que el Mandatario sufre los impactos de las equivocadas luces que le proveen sus asesores. La otra dura lección, no menos incisiva y contundente, fue el ajuste a más de 150 artículos al proyecto de Constitución Política del Estado, proyecto elaborado por la fallida Asamblea Constituyente. La levedad en el conocimiento de la estructura, organización y funcionamiento de los sistemas electorales fue la causa de estos desatinos jurídico-políticos.

Pero no toda la responsabilidad recae sobre los legisladores, recordemos que el apresurado proyecto de ley, que luego los parlamentarios convirtieron en Ley del RET, salió originalmente del Palacio de Gobierno. La Cámara de Diputados remitió sin modificaciones dicho proyecto gubernamental al Senado, quienes introdujeron observaciones de fondo que obligaron al Vicepresidente a la convocatoria del Congreso para el tratamiento de la ley. En esta instancia, para descargo de la Vicepresidencia, tampoco se introdujeron modificaciones al original proyecto gubernamental. En dicho proyecto elaborado en los escritorios jurídicos del Palacio Quemado —por ejemplo— se encontraba la oferta de conformar 15 circunscripciones especiales indígenas que posteriormente la mayoría oficialista en el Parlamento transó en las siete actuales.

Recordemos también que en un principio fue el cerco psicológico, luego el cerco social y finalmente el cerco político al Poder Legislativo lo que condujo a los acuerdos. Las advertencias y amenazas proclamadas por voceros oficialistas a través de los diversos medios de comunicación, de castigos físicos, habilitar suplentes, apelación a los disidentes de la “derecha democrática”, juicios de responsabilidades, renuncia masiva de parlamentarios, etc., fueron los argumentos emocionales dirigidos a persuadir a la oposición política. Luego llegaron los movimientos sociales, que intentaron cercar físicamente al Congreso, movilizaciones que más bien mostraron el distanciamiento entre los sindicatos indígenas con el MAS, por efecto de su mal formulado proyecto electoral. Luego se instaló el Congreso bajo augurios sombríos, se abrieron las mesas de negociación, se llevaron a cabo maniobras políticas que reeditaron viejas y reprochables prácticas políticas, se escucharon insultos y naturales reacciones, para culminar con la huelga de hambre del señor Presidente.

Finalmente, fue el señor Presidente que en un gesto que sorprendió a propios y extraños, pero que fue objeto de prolongados elogios por su desprendimiento, ofreció el padrón biométrico, resignando para tan bello gesto la compra de un avión presidencial para cubrir los costos y gastos que ocasionaría la implantación del nuevo Padrón. Los abogados del Palacio elaboraron un precario proyecto de ley, los parlamentarios oficialistas lo consideraron bueno de hecho y el Presidente dio un giro a la crisis, aceptando la implantación del padrón biométrico.

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El autor es politólogo y catedrático
ccordero@estudiosdemocraticos

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