lunes, 28 de septiembre de 2009

Al estilo de laimes y jucumanis (Mario Rueda Peña)

Con furiosas, recíprocas y no pocas veces sangrientas arremetidas, dos comunidades indígenas del altiplano boliviano se hicieron en Bolivia de tristemente célebre fama. Laimes y Jucumanis Se disputaban el ejercicio del poder comunitario sobre territorios cuyos límites ambos bandos transgredían a su gusto y sabor. La causa de todo era un territorialismo firmemente enraizado en usos y costumbres típicos de tan primaria modalidad de organización social y política de los originarios occidentales.

Lo inédito, consiste ahora en que algunas comunidades de indígenas del altiplano, tales disputas por el poder sobre el territorio empiezan a adquirir características político-partidarias. Cierran el paso a las campañas electorales de los adversarios con palos, piedras y tiros.

Es lo que hace poco hicieron comunitarios partidarios del candidato presidencial Joaquino a un candidato del MAS a la Asamblea Plurinacional, en una zona rural de Potosí. Castigaron de este modo el “atrevimiento” del oficialismo de ingresar política y electoralmente a un espacio que en el cual, conforme a la tradición comunitaria, no es permitida intrusión alguna.

Los ya referidos factores de tipo antropológico-cultural (régimen comunitario que no asimila aún los principios de la democracia moderna, cuyos pilares básicos son la tolerancia y el respeto a los derechos políticos del adversario) convierten a las zonas rurales en ámbitos poco propicios para que el proceso electoral transcurra en un clima de paz y normalidad. Lo más probable es que hechos como el citado se repitan en diferentes regiones del país.



No se puede echar toda la culpa, naturalmente, a los comunarios, porque tras ellos hay digitadores de tan condenables acciones. Acaso las del oficialismo sean las más numerosas y nefastas. ¿Qué no? Ahí están precedentes que aún no se han desvanecido de la memoria pública: líderes de los “movimientos sociales” del MAS, que en forma pública, advirtieron que no permitirían a los candidatos de la oposición a la Presidencia y demás puestos electivos, hacer campaña electoral en las zonas rurales del altiplano. A estos avisos siguieron agresiones físicas a opositores frente a la sede de la Corte Nacional Electoral de La Paz y otras acciones de tipo intimidatorio.

De tan imprudente manera, el MAS no hizo otra cosa que estimular en parcialidades campesinas que siguen a sectores de la oposición, como las que en zonas rurales de Potosí respaldan a Joaquino, la aplicación del ancestral territorialismo comunitario a lo político-partidario. Por tanto, la campaña electoral en el campo, particularmente en el Altiplano, podría desarrollarse en medio de acometidas propias de Laimes y Jucumanis…

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