lunes, 28 de septiembre de 2009

Apoyemos a Evo y... a Manfred (Tito Pedro Reynaga V.)

¿Qué le conviene a la izquierda?

Los izquierdistas están en un conflicto de conciencia (claro, los verdaderos izquierdistas). Porque no pueden no apoyar a Evo Morales y, porque no pueden apoyarlo. No, en su faceta estalinista totalitaria.

¿Qué hacer entonces? La cosa no es simple, pero tiene salida.

Los izquierdistas quieren a Evo como al líder que materialice un verdadero gobierno de izquierda popular antiimperialista, como cumple a sus ideales revolucionarios. Pero no quieren la faz estalinista del proyecto de cambio, no el descabellado proyecto fascista del coronel venezolano Hugo Chávez.

La verdadera izquierda, de estos tiempos, conciencialmente, no puede no ser democrática. Y teme la degradación de la democracia y las libertades ciudadanas y los derechos humanos que en la práctica acompaña la instauración del régimen totalitario, según la práctica revolucionaria marxista. Teme que Evo Morales, de alcanzar los dos tercios de la votación o una gran mayoría en las elecciones de diciembre próximo, encamine el proceso de cambio hacia la dictadura, aceleradamente. Los izquierdistas temen ser arrastrados e involucrada su conciencia en políticas fascistoides, y acabar enjaulados en una suerte de nueva Cuba, instalada en Bolivia, atropello y abuso por delante, como métodos revolucionarios.

He ahí el problema... pero también la solución.

Izquierdistas de Bolivia (trotkistas, comunistas, socialistas, indianistas, marxistas de diversa confesión...) salven la posibilidad de una verdadera democracia socialista, con Evo a la cabeza. Hagan que las condiciones objetivas y la correlación de fuerzas atemperen sus afanes totalitarios y el desbocado afán de Chávez. Que Evo se vea conducido, sin trauma y trunfante, por las circunstancias, hacia el socialismo humanista que soñaron siempre. Mantengan viva la opción histórica por el socialismo, procuren ponerle límites al poder del líder y sus partidarios en función de gobierno. No pierdan de vista que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente.

Están dadas las condiciones. Sólo hace falta procurar que la correlación de fuerzas (oficialismo - oposición) sea más o menos equilibrada. Claro está, con la hegemonía del MAS. Pero no al punto de un dominio total, como el que le daría el obtener dos tercios de la votación en diciembre, o una votación que le permita someter las dos cámaras legislativas. Hablamos de un escenario donde los opositores no puedan frenar el desarrollo del socialismo democrático, pero sí, detener la degeneración del proceso hacia una suerte de autoritarismo estalinista.

Como ven, no es incoherente el llamar a la izquierda a apoyar a Evo Morales como a la candidatura que está aglutinando a los opositores. Por el contrario, es la vía única del momento para mantener vivas las opciones de la revolución. Esto es, luchar para mantener a Evo en el gobierno, a la vez que se frena la acumulación excesiva del poder en sus manos --esto suena casi "dialéctico"--.

Para diciembre, nadie duda del triunfo del MAS, y hacen bien. Como nadie espera que ganen las elecciones los Reyes Villa, Doria Medina, Joaquino (u otro). Lo que sí está en duda es la votación con la que Evo ganará la justa electoral. Si alcanzará o no sus explícitas metas. Las que le permitirían desquiciar el proceso de cambio llevándolo hacia el comunismo y al pueblo al desastre derivado del consiguiente fracaso del proyecto y la caída de Evo Morales. Circunstancias que abrirían amplio cauce para el retorno de la oligarquía derechista. A medrar y seguir enriqueciéndose, en su tradicional estilo, esta vez aprovechando un sector económico estatizado varias veces ampliado gracias a la política "nacionalizadora" del MAS. ¡Diablo, para quién trabajas!

Sin duda la izquierda tiene un papel importante en este momento de quiebre histórico. Y esperamos que se comporte a la altura requerida. Que reconozca y distinga la contraposición entre sus ideales y el proyecto totalitario. La incompatibilidad entre el humanismo marxista y la imposición del pensamiento unilateral, la prohibición del pensar distinto, la negación del derecho a la libertad y la palabra, la domesticación del ser humano y la consecuente anulación de su dignidad y opciones de desarrollo según naturaleza. Que se niegue a ser cómplice de los planes del señorío feudal reimpuesto bajo rótulo de socialismo. Como al fortalecimiento reaccionario del colonialismo interno --sostenido sobre la base del poder político como mecanismo de saqueo del producto social--.

La irracionalidad no puede llegar al extremo de la castración por mano propia.

Y que cada cual tome su lugar.
wreynagavx@yahoo.es

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