viernes, 25 de septiembre de 2009

¿Por qué Santa Cruz no lidera la política? (Francisco Xavier Iturralde)

Santa Cruz de aniversario y políticamente debilitada, después de haber sido la niña de los ojos de los gobiernos de Paz Estenssoro y Banzer, que sumaron 25 años, aunque económicamente siga en el primer lugar. ¿Por qué? Opino que la élite pensante e influyente de Santa Cruz comete errores al proponer la ‘cruceñización’ de Bolivia, que son los paladines de la autonomía o, peor aún, que su clase dirigente o dominante (burguesía cruceña) retorne al liderazgo que tuvo.

Las autonomías son una variante moderna del federalismo y la Guerra Federal fue en 1898, cuando el general Pando –médico y militar– hizo sublevar a los indígenas gracias a que pertenecía a la nobleza aimara-quechua, que después también aceptó que Pando combata a sus aliados, quienes ponían en peligro la propiedad de las tierras de su misma casta y de los criollos. La ‘revolución de la igualdad’ en Santa Cruz fue en 1871, pero en ningún momento Andrés Ibáñez pregonó el federalismo, menos la autonomía para su región. Pretendía que todos sean iguales, por lo que la misma élite cruceña propietaria se sintió amenazada y atentó contra su vida en 1871. Lo de Melchor Pinto, en 1958, fue por las regalías del 11%.

Precisamente por pensar que las autonomías son una propuesta cruceña quedaron sorprendidos respecto a cómo el presidente Evo Morales la adoptó rápidamente con variantes de orden nacional, más que regional, por lo que los regionalistas del oriente que se consideran dueños de la idea lo acusaron de deformarla. Esto debido a que desconocían la amplitud del concepto mismo de autonomías, que va desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), con su propia Constitución (1994), hasta las Comunidades Autónomas en España (1978), que comprende estatutos de ciudades autónomas y la variante de Comunidad Foral de Navarra.

De haber sido adoptada tal como la propusieron en Santa Cruz, la denominada cruceñización de Bolivia habría vencido, visión reducida de lo que realmente es este país y que hace inmutable el marco en el que se encierra el discurso sin futuro de Santa Cruz para los cruceños, a pesar de la pequeña concesión de que ‘es cruceño quien trabaja por Santa Cruz’, pero en ningún caso que un cochabambino sea alcalde de la ciudad o un tarijeño sea prefecto del departamento, como es el caso de La Paz, y ni hablar de que un orureño sea presidente del país. Para que Santa Cruz pueda asumir el liderazgo político de Bolivia, su llamada burguesía debe dar paso a líderes obreros, como lo hizo la paulista con un Lula da Silva nordestino, es decir, aceptar a la Bolivia con diferentes etnias, estéticas, costumbres alimentarias y festejos.

Soy hijo de cruceña de 85 años, región donde nunca me sentí excluido, salvo cuando me topé con uno de esos radicales que nunca faltan, que deforman el sentir de la bolivianidad y conducen a sus seguidores hacia errores que no les permiten ningún liderazgo político nacional.
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El autor es economista
Fuente: El Deber

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