jueves, 19 de noviembre de 2009

Ingenuidad (Juan José Toro Montoya)

SURAZO

De la carcajada a la ternura. Ese fue mi salto emocional al conocer la buena intención de muchos colegas que, basándose en los resultados de la última encuesta encargada por el grupo Líder, propusieron —o simplemente insinuaron— que cualquiera de los dos candidatos posicionados detrás de Evo Morales, Manfred Reyes Villa o Samuel Doria Medina, renuncien a su candidatura en beneficio del otro. La explicación para tal postura es sencilla: la encuesta dice que la ausencia del uno fortalecería notoriamente la candidatura del que se quede quien, recién, tendría una oportunidad real de igualar a Morales o por lo menos forzar una segunda vuelta.

Creo que la carcajada fue abusiva, atrevida e irreverente, muy propia de quien la lanzó porque, finalmente, detrás de la propuesta está la buena intención de periodistas —y analistas políticos— de que la actual contienda electoral se equilibre.

Se nota que detrás de la propuesta existe candor; es decir, sencillez, sinceridad y pureza de ánimo. Se nota también una carencia casi total de malicia por parte de quienes la formularon.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, el candor y la falta de malicia constituyen ingenuidad y eso es lo que, carcajadas irrespetuosas aparte, me produce la propuesta de renuncia para Manfred y Samuel.

Lo que los periodistas debemos saber es que un político no ingresa a una contienda electoral para servir al pueblo. Esa es una falsedad más grande que el universo ya que el fin supremo del político es la captura del poder y, una vez que lo logra, pretende ir todavía más allá; es decir, busca el poder absoluto.

Tanto Manfred Reyes Villa Bacigalupi como Samuel Doria Medina Auza conocían la tendencia electoral en Bolivia antes de oficializar su candidatura. Es difícil creer que políticos como ellos, con los recursos que tienen, no hayan encargado una encuesta previa, sólo para sus ojos, antes de tirarse a la piscina.

Por tanto, uno y otro sabían que Juan Evo Morales Ayma ganaría las elecciones de diciembre por amplio margen. Entonces… ¿por qué candidatean?

La lucha por el poder es larga y generalmente fructífera. En las elecciones de diciembre los partidos no sólo buscan la Presidencia y Vicepresidencia sino también escaños en la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Contrariamente a lo que piensa la mayoría, no les atraen los sueldos sino las plazas de poder que cada escaño representa ya que ese es otro frente de lucha. Lo del dinero no les preocupa mucho porque detrás de cada partido que se respete a sí mismo está alguna organización, generalmente del exterior, que les financia y hasta paga a los dirigentes y algunos candidatos.

¿Cómo pretendemos entonces que renuncien a su forma de vida?

Si a eso le sumamos las ambiciones personales de cada candidato, encontraremos que es más fácil que el olmo nos dé peras que alguno de ellos renuncie en beneficio de otro.

¿Acaso olvidamos que antes de oficializar las candidaturas ya se hablaba de la necesidad de un frente opositor único y que todos, sin excepción, rechazaron la idea? Si todos y cada uno de los entonces precandidatos declararon que estaban capacitados para ser presidente, que el pueblo votaría por ellos y, por tanto, no tenían por qué renunciar…

Hasta la ubicación en las listas provoca disputas en los partidos porque no hay candidato a senador o diputado que acepte renunciar en beneficio de otro… ¿cómo esperamos que lo hagan los que buscan la Presidencia?

La propuesta es, repito, bienintencionada pero, lamentablemente, está alejada de la realidad de un país como Bolivia en el que no existen políticos que buscan servir al pueblo pero, al parecer, hay bastantes periodistas candorosos y carentes de malicia.

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