El gobierno boliviano quiere crear una agencia estatal de inteligencia que no sólo esté adaptado al “proceso de cambio” sino que contará con el apoyo de los sistemas de inteligencia de ejércitos de “otros países latinoamericanos”, según confirmó el Comandante General del Ejército, el Gral. Ramiro de la Fuente Bloch, el sábado 14 de noviembre en su discurso por el 199 aniversario de las Fuerzas Armadas bolivianas.
“En el área se revisaron la doctrina y el sistema con que cuenta la Escuela Militar de Inteligencia del Ejército para apoyar en la reestructuración de una nueva técnica, de acuerdo con el proceso de cambio que plantea el Gobierno”, dijo el comandante General del Ejército.
“Hay una política de acercamiento a los sistemas de inteligencia de otros ejércitos con la finalidad de hacer frente a las amenazas comunes”, continuo el jefe militar al tiempo de agradecer el apoyo del presidente Evo Morales.
Para cualquier estudioso de las dictaduras nefastas del reciente pasado latinoamericano estas palabras deberían estar sonando a señales de alerta por su similitud con el sistema que implementaron esas dictaduras militares para acabar con toda oposición… el Plan Cóndor.
Las palabras del General La Fuente que más alarma deberían estar provocando son cuando dice que ya existe un acercamiento entre “los sistemas de inteligencia de otros ejércitos con la finalidad de hacer frente a las amenazas comunes”, ya que ésta fue precisamente la excusa que utilizaron los dictadores del Plan Cóndor para justificar su accionar. Claro que en esas épocas las “amenazas comunes” eran los comunistas, socialistas, liberales y demócratas que osaban desafiar el sistema dictatorial en las Américas de entonces y que según esas dictaduras amenazaban con crear estados comunistas en la región; en la presente coyuntura latinoamericana las “amenazas” para los gobiernos chavistas de la región son los demócratas (de toda tendencia política e ideológica) que estorban el “proceso de cambio” y que se abogan por que la democracia y la libertad puedan sobrevivir en Latinoamérica.
Las políticas básicas para replicar este modelo del pasado dictatorial que tantos muertos y desaparecidos dejó en la región ya están en su lugar. Ya hay detenidos políticos en Bolivia y Venezuela, muchos de los cuales fueron detenidos en Pando, Beni y Santa Cruz sin orden judicial, algunos en la madrugada, otros vendados y conducidos hasta La Paz, los gobiernos chavistas hablan de la oposición utilizando adjetivos como “subversivos, terroristas, separatistas, anti-patria”, se enfrentan con los periodistas que osan cuestionarlos y con canales que difunden verdades incómodas para sus gobiernos. Estas detenciones, los adjetivos utilizados, y el odio a la prensa son réplicas de lo que sucedía en Latinoamérica con las dictaduras de los alumnos de la Escuela de las Américas, escuela donde estudió Juan Ramón Quintana, ahora el principal operador “anti-subversivo” del gobierno.
El siguiente paso lógico para gobiernos totalitarios es, sin duda, crear esos mecanismos de inteligencia común que permitan perseguir a los opositores en más de un país, un mecanismo como el Plan Cóndor. Rescatemos la frase de las madres de la plaza de mayo y de defensores de los derechos humanos en la región…¡Nunca más!
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El autor es Analista Político y especialista en relaciones internacionales.
jueves, 19 de noviembre de 2009
Sociedad civil: poder y responsabilidad (Erika Brockmann Quiroga)
ESCENARIOS
En línea con mi anterior nota, intentaré perfilar algunas ideas en relación a la creciente influencia y participación de las organizaciones y movimientos sociales/cívicos (OMSC) en la gestión de asuntos públicos que motivan sus legítimas demandas y heroicos impulsos justicieros. Pese a proclamarse no políticos, al hacerlo participan de la política, asumen el rol articulador de intereses diversos, constitucionalmente reservado a organizaciones que compiten por legitimar su acceso al espacio institucional gubernamental.
Hoy, bajo el paraguas del MAS y la regionalización de la política -ésta última en declive-- se concede a las OMSC poderes y prerrogativas que comprometen el interés general pese a que por su naturaleza son volátiles y particularistas en sus exigencias corporativas. Al desbordar e invadir el espacio político siembran dudas sobre su proclamada y deseable independencia del poder gubernamental debiendo sincerar su posicionamiento. Dada esta realidad y cuando de asumir tareas de dominio público se trata, debiera exigirse a sus dirigencias sociales el cumplimiento de ciertos requisitos y normas que en su momento y de manera fallida fueron demandados a los partidos políticos. Me refiero a una institucionalidad que cuente con mecanismos de defensa de sus afiliados, que obligue a su dirigencia a rendir cuentas sobre sus recursos, a censurar prácticas despóticas antidemocráticas internas a fin de no reproducir los males que cuestionaron a los partidos políticos.
Lo cierto es que, dado el empoderamiento de las OMSC y su capacidad de movilización e incidencia en definiciones políticas habría que demandar que una futura ley de Control Social incorpore el principio de corresponsabilidad de quienes, mediante presiones terminan arrancando compromisos gubernamentales, muchos de ellos imposibles de cumplir y fuente de nuevas broncas y frustraciones ciudadanas. Me refiero a una normativa que obligue a los líderes de movimientos sociales a compartir, junto a las máximas autoridades ejecutivas de gobierno, las responsabilidades administrativas, ejecutivas, civiles y/o penales derivadas de eventuales ilegalidades forzadas y/o emergentes de conflictos de alta intensidad por ellos provocados.
De haber contado con una norma similar entre los años 2000 y el 2005, tiempos de protestas, insurrección y desestabilización de gobiernos del pasado, habría sido posible desnudar con mayor objetividad las responsabilidades de unos y otros frente a los lamentables hechos de sangre vividos. Denunciar el mal uso del poder Estatal y del Poder Social hace parte de la democracia.
Soy una convencida de que la superposición de Estado y Sociedad, de roles de gobernantes y gobernados, puede adoptar rasgos totalitarios y distorsionar el sentido de la democracia participativa. Lo cierto, es que la mala política o los malos políticos, no pueden, ni deben ser reemplazados por las OMSC ni sus dirigentes, sino que la única manera de hacerlo es reposicionando a la buena política, renovando sus practicas y asumiéndola sin complejos y con todas sus consecuencias. Esta reflexión es relevante en tiempos de debilidad y de transición del sistema político, con un MAS dominante cuyas OMSC enarbolan su superioridad moral frente a todo actor político, para mas tarde ejercer su poder sin responsabilidad alguna. El problema radica en la reproducción de mañas y en la negación de sus responsabilidades cuando de ejercicio de poder social, en y desde la calles, se trata.
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erikabrockmann@yahoo.com.mx
La autora es psicóloga, politóloga y ex parlamentaria.
En línea con mi anterior nota, intentaré perfilar algunas ideas en relación a la creciente influencia y participación de las organizaciones y movimientos sociales/cívicos (OMSC) en la gestión de asuntos públicos que motivan sus legítimas demandas y heroicos impulsos justicieros. Pese a proclamarse no políticos, al hacerlo participan de la política, asumen el rol articulador de intereses diversos, constitucionalmente reservado a organizaciones que compiten por legitimar su acceso al espacio institucional gubernamental.
Hoy, bajo el paraguas del MAS y la regionalización de la política -ésta última en declive-- se concede a las OMSC poderes y prerrogativas que comprometen el interés general pese a que por su naturaleza son volátiles y particularistas en sus exigencias corporativas. Al desbordar e invadir el espacio político siembran dudas sobre su proclamada y deseable independencia del poder gubernamental debiendo sincerar su posicionamiento. Dada esta realidad y cuando de asumir tareas de dominio público se trata, debiera exigirse a sus dirigencias sociales el cumplimiento de ciertos requisitos y normas que en su momento y de manera fallida fueron demandados a los partidos políticos. Me refiero a una institucionalidad que cuente con mecanismos de defensa de sus afiliados, que obligue a su dirigencia a rendir cuentas sobre sus recursos, a censurar prácticas despóticas antidemocráticas internas a fin de no reproducir los males que cuestionaron a los partidos políticos.
Lo cierto es que, dado el empoderamiento de las OMSC y su capacidad de movilización e incidencia en definiciones políticas habría que demandar que una futura ley de Control Social incorpore el principio de corresponsabilidad de quienes, mediante presiones terminan arrancando compromisos gubernamentales, muchos de ellos imposibles de cumplir y fuente de nuevas broncas y frustraciones ciudadanas. Me refiero a una normativa que obligue a los líderes de movimientos sociales a compartir, junto a las máximas autoridades ejecutivas de gobierno, las responsabilidades administrativas, ejecutivas, civiles y/o penales derivadas de eventuales ilegalidades forzadas y/o emergentes de conflictos de alta intensidad por ellos provocados.
De haber contado con una norma similar entre los años 2000 y el 2005, tiempos de protestas, insurrección y desestabilización de gobiernos del pasado, habría sido posible desnudar con mayor objetividad las responsabilidades de unos y otros frente a los lamentables hechos de sangre vividos. Denunciar el mal uso del poder Estatal y del Poder Social hace parte de la democracia.
Soy una convencida de que la superposición de Estado y Sociedad, de roles de gobernantes y gobernados, puede adoptar rasgos totalitarios y distorsionar el sentido de la democracia participativa. Lo cierto, es que la mala política o los malos políticos, no pueden, ni deben ser reemplazados por las OMSC ni sus dirigentes, sino que la única manera de hacerlo es reposicionando a la buena política, renovando sus practicas y asumiéndola sin complejos y con todas sus consecuencias. Esta reflexión es relevante en tiempos de debilidad y de transición del sistema político, con un MAS dominante cuyas OMSC enarbolan su superioridad moral frente a todo actor político, para mas tarde ejercer su poder sin responsabilidad alguna. El problema radica en la reproducción de mañas y en la negación de sus responsabilidades cuando de ejercicio de poder social, en y desde la calles, se trata.
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erikabrockmann@yahoo.com.mx
La autora es psicóloga, politóloga y ex parlamentaria.
Una confusión (Mario Rueda Peña)
El MAS utiliza en su campaña proselitista tácticas que algunos asocian a ciertos cambios de rumbo en sus objetivos estratégicos referidos al “cambio”. Sobre todo pronostican que Evo y su equipo dejarán de ser los “duros de pelar” que siempre fueron desde que llegaran al poder político . Consideran que tras su tan ya anunciada victoria en las elecciones generales del 6 de diciembre, en el Palacio Quemado de La Paz, dejarán atrás todos los “ismos” que hoy les caracterizan.
Toman en cuenta ciertos hechos en respaldo de la citada conjetura, como la forma en que el oficialismo, por ejemplo, se abre no solo a la clase media urbana, sino también a sectores empresariales a los que anteriormente daba totalmente las espaldas, tras convertirlos en blanco de descalificadotes disparos retóricos. Tales empeños se registran sobre todo en una región que, como la cruceña, cuando la denominada “Media Luna” estaba íntegra y no despedazada, como ahora, era el epicentro de la oposición nacional al MAS.
Inclusive algunos ex aliados del partido oficialista, que ahora le hacen oposición, coincidiendo con la citada interpretación, acusan al gobierno de caminar hacia una claudicación de sus principios programáticos e ideológicos, traicionando a su base social.
En realidad, para analistas más o menos sensatos está meridianamente claro que el MAS solo apunta a efectos proselitistas su aproximación a las capas medias urbanas y círculos empresariales. El gobierno busca hacerse de mayor cantidad de votos en dichos estamentos. A tal fin deja de fruncirles el ceño, esbozándoles una sonrisa y dirigiéndoles un discurso moderado para disipar la mala imagen que se hicieron de en tales estratos. Asigna igual funcionalidad a la incorporación de ciertas personalidades representativas de la citada latitud social, a las nóminas de sus candidatos a miembros de la Asamblea Plurinacional.
En realidad, el MAS busca con lo referido y con otras cosas, únicamente lograr los dos tercios de la Cámara de Senadores, objetivo para el cual justamente Santa Cruz, a juzgar por los resultados de últimas encuestas, le significa todo un dique de contención. Si se hace de aquel dominio, tiene el camino despejado hacia la hegemonía política total que persigue desde que llegara al poder, y a la cual no ha renunciado ni parece que renunciará. Mucho más todavía si consigue aquellos dos tercios, que le equivaldrán a luz verde para que sus asambleístas ejecuten, en tiempo record, sin trabas opositoras de ninguna clase, la readecuación del ordenamiento jurìdico-legal a la Carta Magna del Estado Plurinacional, repleta, como saben los constitucionalistas, de fórmulas y claves de hegemonismo político.
Una cosa es el objetivo estratégico (dominio político total) y otra muy diferente la táctica en una campaña proselitista, distinción que algunos confundidos no pueden percibir…
Toman en cuenta ciertos hechos en respaldo de la citada conjetura, como la forma en que el oficialismo, por ejemplo, se abre no solo a la clase media urbana, sino también a sectores empresariales a los que anteriormente daba totalmente las espaldas, tras convertirlos en blanco de descalificadotes disparos retóricos. Tales empeños se registran sobre todo en una región que, como la cruceña, cuando la denominada “Media Luna” estaba íntegra y no despedazada, como ahora, era el epicentro de la oposición nacional al MAS.
Inclusive algunos ex aliados del partido oficialista, que ahora le hacen oposición, coincidiendo con la citada interpretación, acusan al gobierno de caminar hacia una claudicación de sus principios programáticos e ideológicos, traicionando a su base social.
En realidad, para analistas más o menos sensatos está meridianamente claro que el MAS solo apunta a efectos proselitistas su aproximación a las capas medias urbanas y círculos empresariales. El gobierno busca hacerse de mayor cantidad de votos en dichos estamentos. A tal fin deja de fruncirles el ceño, esbozándoles una sonrisa y dirigiéndoles un discurso moderado para disipar la mala imagen que se hicieron de en tales estratos. Asigna igual funcionalidad a la incorporación de ciertas personalidades representativas de la citada latitud social, a las nóminas de sus candidatos a miembros de la Asamblea Plurinacional.
En realidad, el MAS busca con lo referido y con otras cosas, únicamente lograr los dos tercios de la Cámara de Senadores, objetivo para el cual justamente Santa Cruz, a juzgar por los resultados de últimas encuestas, le significa todo un dique de contención. Si se hace de aquel dominio, tiene el camino despejado hacia la hegemonía política total que persigue desde que llegara al poder, y a la cual no ha renunciado ni parece que renunciará. Mucho más todavía si consigue aquellos dos tercios, que le equivaldrán a luz verde para que sus asambleístas ejecuten, en tiempo record, sin trabas opositoras de ninguna clase, la readecuación del ordenamiento jurìdico-legal a la Carta Magna del Estado Plurinacional, repleta, como saben los constitucionalistas, de fórmulas y claves de hegemonismo político.
Una cosa es el objetivo estratégico (dominio político total) y otra muy diferente la táctica en una campaña proselitista, distinción que algunos confundidos no pueden percibir…
Ingenuidad (Juan José Toro Montoya)
SURAZO
De la carcajada a la ternura. Ese fue mi salto emocional al conocer la buena intención de muchos colegas que, basándose en los resultados de la última encuesta encargada por el grupo Líder, propusieron —o simplemente insinuaron— que cualquiera de los dos candidatos posicionados detrás de Evo Morales, Manfred Reyes Villa o Samuel Doria Medina, renuncien a su candidatura en beneficio del otro. La explicación para tal postura es sencilla: la encuesta dice que la ausencia del uno fortalecería notoriamente la candidatura del que se quede quien, recién, tendría una oportunidad real de igualar a Morales o por lo menos forzar una segunda vuelta.
Creo que la carcajada fue abusiva, atrevida e irreverente, muy propia de quien la lanzó porque, finalmente, detrás de la propuesta está la buena intención de periodistas —y analistas políticos— de que la actual contienda electoral se equilibre.
Se nota que detrás de la propuesta existe candor; es decir, sencillez, sinceridad y pureza de ánimo. Se nota también una carencia casi total de malicia por parte de quienes la formularon.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, el candor y la falta de malicia constituyen ingenuidad y eso es lo que, carcajadas irrespetuosas aparte, me produce la propuesta de renuncia para Manfred y Samuel.
Lo que los periodistas debemos saber es que un político no ingresa a una contienda electoral para servir al pueblo. Esa es una falsedad más grande que el universo ya que el fin supremo del político es la captura del poder y, una vez que lo logra, pretende ir todavía más allá; es decir, busca el poder absoluto.
Tanto Manfred Reyes Villa Bacigalupi como Samuel Doria Medina Auza conocían la tendencia electoral en Bolivia antes de oficializar su candidatura. Es difícil creer que políticos como ellos, con los recursos que tienen, no hayan encargado una encuesta previa, sólo para sus ojos, antes de tirarse a la piscina.
Por tanto, uno y otro sabían que Juan Evo Morales Ayma ganaría las elecciones de diciembre por amplio margen. Entonces… ¿por qué candidatean?
La lucha por el poder es larga y generalmente fructífera. En las elecciones de diciembre los partidos no sólo buscan la Presidencia y Vicepresidencia sino también escaños en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Contrariamente a lo que piensa la mayoría, no les atraen los sueldos sino las plazas de poder que cada escaño representa ya que ese es otro frente de lucha. Lo del dinero no les preocupa mucho porque detrás de cada partido que se respete a sí mismo está alguna organización, generalmente del exterior, que les financia y hasta paga a los dirigentes y algunos candidatos.
¿Cómo pretendemos entonces que renuncien a su forma de vida?
Si a eso le sumamos las ambiciones personales de cada candidato, encontraremos que es más fácil que el olmo nos dé peras que alguno de ellos renuncie en beneficio de otro.
¿Acaso olvidamos que antes de oficializar las candidaturas ya se hablaba de la necesidad de un frente opositor único y que todos, sin excepción, rechazaron la idea? Si todos y cada uno de los entonces precandidatos declararon que estaban capacitados para ser presidente, que el pueblo votaría por ellos y, por tanto, no tenían por qué renunciar…
Hasta la ubicación en las listas provoca disputas en los partidos porque no hay candidato a senador o diputado que acepte renunciar en beneficio de otro… ¿cómo esperamos que lo hagan los que buscan la Presidencia?
La propuesta es, repito, bienintencionada pero, lamentablemente, está alejada de la realidad de un país como Bolivia en el que no existen políticos que buscan servir al pueblo pero, al parecer, hay bastantes periodistas candorosos y carentes de malicia.
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www.columnistas.net
De la carcajada a la ternura. Ese fue mi salto emocional al conocer la buena intención de muchos colegas que, basándose en los resultados de la última encuesta encargada por el grupo Líder, propusieron —o simplemente insinuaron— que cualquiera de los dos candidatos posicionados detrás de Evo Morales, Manfred Reyes Villa o Samuel Doria Medina, renuncien a su candidatura en beneficio del otro. La explicación para tal postura es sencilla: la encuesta dice que la ausencia del uno fortalecería notoriamente la candidatura del que se quede quien, recién, tendría una oportunidad real de igualar a Morales o por lo menos forzar una segunda vuelta.
Creo que la carcajada fue abusiva, atrevida e irreverente, muy propia de quien la lanzó porque, finalmente, detrás de la propuesta está la buena intención de periodistas —y analistas políticos— de que la actual contienda electoral se equilibre.
Se nota que detrás de la propuesta existe candor; es decir, sencillez, sinceridad y pureza de ánimo. Se nota también una carencia casi total de malicia por parte de quienes la formularon.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, el candor y la falta de malicia constituyen ingenuidad y eso es lo que, carcajadas irrespetuosas aparte, me produce la propuesta de renuncia para Manfred y Samuel.
Lo que los periodistas debemos saber es que un político no ingresa a una contienda electoral para servir al pueblo. Esa es una falsedad más grande que el universo ya que el fin supremo del político es la captura del poder y, una vez que lo logra, pretende ir todavía más allá; es decir, busca el poder absoluto.
Tanto Manfred Reyes Villa Bacigalupi como Samuel Doria Medina Auza conocían la tendencia electoral en Bolivia antes de oficializar su candidatura. Es difícil creer que políticos como ellos, con los recursos que tienen, no hayan encargado una encuesta previa, sólo para sus ojos, antes de tirarse a la piscina.
Por tanto, uno y otro sabían que Juan Evo Morales Ayma ganaría las elecciones de diciembre por amplio margen. Entonces… ¿por qué candidatean?
La lucha por el poder es larga y generalmente fructífera. En las elecciones de diciembre los partidos no sólo buscan la Presidencia y Vicepresidencia sino también escaños en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Contrariamente a lo que piensa la mayoría, no les atraen los sueldos sino las plazas de poder que cada escaño representa ya que ese es otro frente de lucha. Lo del dinero no les preocupa mucho porque detrás de cada partido que se respete a sí mismo está alguna organización, generalmente del exterior, que les financia y hasta paga a los dirigentes y algunos candidatos.
¿Cómo pretendemos entonces que renuncien a su forma de vida?
Si a eso le sumamos las ambiciones personales de cada candidato, encontraremos que es más fácil que el olmo nos dé peras que alguno de ellos renuncie en beneficio de otro.
¿Acaso olvidamos que antes de oficializar las candidaturas ya se hablaba de la necesidad de un frente opositor único y que todos, sin excepción, rechazaron la idea? Si todos y cada uno de los entonces precandidatos declararon que estaban capacitados para ser presidente, que el pueblo votaría por ellos y, por tanto, no tenían por qué renunciar…
Hasta la ubicación en las listas provoca disputas en los partidos porque no hay candidato a senador o diputado que acepte renunciar en beneficio de otro… ¿cómo esperamos que lo hagan los que buscan la Presidencia?
La propuesta es, repito, bienintencionada pero, lamentablemente, está alejada de la realidad de un país como Bolivia en el que no existen políticos que buscan servir al pueblo pero, al parecer, hay bastantes periodistas candorosos y carentes de malicia.
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Víctor Paz y el MAS (Gonzalo Lema)
En Cochabamba, unos muchachos que discuten sin parar sus ideas políticas en los cafés del Prado, huérfanos desde la muerte de Bánzer, preparan una agrupación para unirse al MAS. Tengo una expectativa casi morbosa sobre el resultado de este pragmatismo desbocado
El sector social más conservador del país recibió, con una sonrisa de satisfacción, la noticia de que Leopoldo Fernández había sido seleccionado como candidato a la vicepresidencia de Manfred Reyes Villa. Pensaron que era un hallazgo político, una suerte de pepa de oro, una inspiración capaz de volcar una votación visiblemente inclinada a priori hacia Evo. ¿Qué razones tenían para imaginar tanto, además de su ansiedad? Pues, que el señor Fernández encarnaba en sí mismo varios aspectos esenciales, a cuál más ventajoso para la candidatura: la denuncia sobre la violación de los derechos humanos en Pando y Bolivia, el pisoteo sucio de la investidura de prefecto electo, es decir: el irrespeto del gobierno al mandato del soberano, el atropellamiento del orden jurídico, la circulación por el mundo entero de la imagen de un candidato recluido en la cárcel estatal... Pero al cabo de unos pocos días, cuando todo ese alboroto se asentó, como sucede con el polvo del camino, es posible afirmar que el único logro objetivo es que esa ocurrencia despachó a Reyes Villa al extremo derecho, y sin retorno, del escenario político, al punto que se quedó sin juego de cintura, anulado para iniciar diálogo y seducción con el centro, y sin posibilidades de rascar más votos a su favor de lugar alguno.
Mientras esa candidatura tomaba esa riesgosa decisión, el MAS, con mucha más sapiencia, hizo un alto en el camino, reflexionó sobre la cierta necesidad de entablar diálogo con la clase media, escondió dentro un cajón el rostro más estigmatizado de su gestión, desandó un par de pasos y salió a capturar votos frescos, por aquí y por allá, a tal punto que espera coronarse ganador en lugares tradicionalmente indóciles a su presencia. Mientras para unos el caminó se angostó, para otros parece haberse abierto de manera casi definitiva.
Una tercera candidatura, quizás la más personal, no pudo lograr que su propuesta fuera el tema principal del debate electoral. La necesidad real de generar trabajo para todos los bolivianos, la urgencia de poner a Bolivia a trabajar en todos los aspectos, no fue, no es, pese a su legitimidad, el tema que los candidatos y electores vayan a discutir en las calles y en los medios. Samuel Doria, como casi siempre, corre el riesgo de pasar desapercibido. A propósito de su repetida experiencia, debe quedar en claro que casi nunca, en nuestra política, se discute lo verdaderamente importante, como trabajo, educación, salud, vivienda, seguridad ciudadana, política exterior, sino, lisa y llanamente, la toma del poder.
Está visto, entonces, que no toda idea es oro puro. Al mismo tiempo, que algunos errores claves no se pueden corregir, pues la ciudadanía forma una idea inmediata de los candidatos y se queda con ella hasta el momento de depositar su voto en la urna. La primera impresión es la que vale.
Pero existen otros errores que se pagan con el tiempo. Una frase de las más célebres de don Víctor Paz, decía: ‘Hay que barrer hacia adentro’. Como es fácil deducir, se refería a que en tiempos electorales lo que cuenta es el voto, y que había que sumar, y que poco importaba que ese voto a favor lo encajara una mano sucia o una mano limpia. El voto era el voto. Y es por eso que practicó, desde casi siempre, una estrategia de alianzas sin el menor sentimiento de culpabilidad. Pero el tiempo le demostró que eso no fue nunca correcto, porque si uno se alía con sus contrarios, con todo lo que detesta, debe entender que ese sentimiento es recíproco, que ellos también lo detestan a uno, y que es cuestión de tiempo para que un partido político se contamine y se gangrene. En su experiencia, el golpe de Estado del 64, ejecutado por su propio vicepresidente, le demostró que barrer la basura hacia adentro no es una gran idea, que se paga un alto precio por el tamaño de ese pragmatismo, y que se hiere sentimientos de quienes creen que toda mejora es posible.
En la coyuntura que vivimos, las noticias dan cuenta de que el MAS está barriendo hacia adentro. Toda esa bazofia que se divirtió ultrajando en Santa Cruz a los bolivianos andinos, los más pobres y olvidados de nuestro país, a tiempo que exhibían su físico de terror, estrecharon la mano de la dirigencia del partido de gobierno. No sólo ellos: en Tarija, un furibundo opositor a cambio alguno, un dirigente de escaso horizonte y visión, fue barrido también hacia adentro. El entusiasmo es tan grande por sumar votos a ultranza que ya no se averigua sobre el currículum vitae ni por el ridículum vidé, que es otra forma, quizás mucho más contundente, de significar lo que pienso y siento. En Cochabamba, unos muchachos que discuten sin parar sus ideas políticas en los cafés del Prado, huérfanos desde la muerte de Bánzer, preparan una agrupación para unirse al MAS. Tengo una expectativa casi morbosa sobre el resultado de este pragmatismo desbocado.
Por todo lo anotado, yo soy de los que piensan que no hay que perder nunca ni la línea ni el glamour. En la vida todo lo que es ético es también estético. Y por eso pienso que el MAS sólo debería abrir una puerta para que ingresen los nuevos, como todos los partidos políticos, y las mismas agrupaciones, y codearse en la mesa con gente que tiene sanas intenciones y suma, no resta, aunque sea de uno en uno, para que un día no se descubra contaminado y tomado por quienes piratean en la política. Después de todo, algunos analistas indican que todo boliviano ya tomó su decisión y que por ahora está simplemente precalentando para saltar a jugar el 6 de diciembre.
El sector social más conservador del país recibió, con una sonrisa de satisfacción, la noticia de que Leopoldo Fernández había sido seleccionado como candidato a la vicepresidencia de Manfred Reyes Villa. Pensaron que era un hallazgo político, una suerte de pepa de oro, una inspiración capaz de volcar una votación visiblemente inclinada a priori hacia Evo. ¿Qué razones tenían para imaginar tanto, además de su ansiedad? Pues, que el señor Fernández encarnaba en sí mismo varios aspectos esenciales, a cuál más ventajoso para la candidatura: la denuncia sobre la violación de los derechos humanos en Pando y Bolivia, el pisoteo sucio de la investidura de prefecto electo, es decir: el irrespeto del gobierno al mandato del soberano, el atropellamiento del orden jurídico, la circulación por el mundo entero de la imagen de un candidato recluido en la cárcel estatal... Pero al cabo de unos pocos días, cuando todo ese alboroto se asentó, como sucede con el polvo del camino, es posible afirmar que el único logro objetivo es que esa ocurrencia despachó a Reyes Villa al extremo derecho, y sin retorno, del escenario político, al punto que se quedó sin juego de cintura, anulado para iniciar diálogo y seducción con el centro, y sin posibilidades de rascar más votos a su favor de lugar alguno.
Mientras esa candidatura tomaba esa riesgosa decisión, el MAS, con mucha más sapiencia, hizo un alto en el camino, reflexionó sobre la cierta necesidad de entablar diálogo con la clase media, escondió dentro un cajón el rostro más estigmatizado de su gestión, desandó un par de pasos y salió a capturar votos frescos, por aquí y por allá, a tal punto que espera coronarse ganador en lugares tradicionalmente indóciles a su presencia. Mientras para unos el caminó se angostó, para otros parece haberse abierto de manera casi definitiva.
Una tercera candidatura, quizás la más personal, no pudo lograr que su propuesta fuera el tema principal del debate electoral. La necesidad real de generar trabajo para todos los bolivianos, la urgencia de poner a Bolivia a trabajar en todos los aspectos, no fue, no es, pese a su legitimidad, el tema que los candidatos y electores vayan a discutir en las calles y en los medios. Samuel Doria, como casi siempre, corre el riesgo de pasar desapercibido. A propósito de su repetida experiencia, debe quedar en claro que casi nunca, en nuestra política, se discute lo verdaderamente importante, como trabajo, educación, salud, vivienda, seguridad ciudadana, política exterior, sino, lisa y llanamente, la toma del poder.
Está visto, entonces, que no toda idea es oro puro. Al mismo tiempo, que algunos errores claves no se pueden corregir, pues la ciudadanía forma una idea inmediata de los candidatos y se queda con ella hasta el momento de depositar su voto en la urna. La primera impresión es la que vale.
Pero existen otros errores que se pagan con el tiempo. Una frase de las más célebres de don Víctor Paz, decía: ‘Hay que barrer hacia adentro’. Como es fácil deducir, se refería a que en tiempos electorales lo que cuenta es el voto, y que había que sumar, y que poco importaba que ese voto a favor lo encajara una mano sucia o una mano limpia. El voto era el voto. Y es por eso que practicó, desde casi siempre, una estrategia de alianzas sin el menor sentimiento de culpabilidad. Pero el tiempo le demostró que eso no fue nunca correcto, porque si uno se alía con sus contrarios, con todo lo que detesta, debe entender que ese sentimiento es recíproco, que ellos también lo detestan a uno, y que es cuestión de tiempo para que un partido político se contamine y se gangrene. En su experiencia, el golpe de Estado del 64, ejecutado por su propio vicepresidente, le demostró que barrer la basura hacia adentro no es una gran idea, que se paga un alto precio por el tamaño de ese pragmatismo, y que se hiere sentimientos de quienes creen que toda mejora es posible.
En la coyuntura que vivimos, las noticias dan cuenta de que el MAS está barriendo hacia adentro. Toda esa bazofia que se divirtió ultrajando en Santa Cruz a los bolivianos andinos, los más pobres y olvidados de nuestro país, a tiempo que exhibían su físico de terror, estrecharon la mano de la dirigencia del partido de gobierno. No sólo ellos: en Tarija, un furibundo opositor a cambio alguno, un dirigente de escaso horizonte y visión, fue barrido también hacia adentro. El entusiasmo es tan grande por sumar votos a ultranza que ya no se averigua sobre el currículum vitae ni por el ridículum vidé, que es otra forma, quizás mucho más contundente, de significar lo que pienso y siento. En Cochabamba, unos muchachos que discuten sin parar sus ideas políticas en los cafés del Prado, huérfanos desde la muerte de Bánzer, preparan una agrupación para unirse al MAS. Tengo una expectativa casi morbosa sobre el resultado de este pragmatismo desbocado.
Por todo lo anotado, yo soy de los que piensan que no hay que perder nunca ni la línea ni el glamour. En la vida todo lo que es ético es también estético. Y por eso pienso que el MAS sólo debería abrir una puerta para que ingresen los nuevos, como todos los partidos políticos, y las mismas agrupaciones, y codearse en la mesa con gente que tiene sanas intenciones y suma, no resta, aunque sea de uno en uno, para que un día no se descubra contaminado y tomado por quienes piratean en la política. Después de todo, algunos analistas indican que todo boliviano ya tomó su decisión y que por ahora está simplemente precalentando para saltar a jugar el 6 de diciembre.
Opositor, sin lugar a dudas (Andrés Canseco Garvizu)
Durante los últimos años y después de unas cuantas experiencias relacionadas con la política, hoy me dio por recordar las no muy atrayentes palabras de algunas personas cuyas ideas conciliadoras o de ‘consenso’, se inclinaban por no querer llamarse ‘opositores’ o ‘de oposición’, afirmando que ésa no era la forma de lograr buenos resultados, que la confrontación era negativa. Que supuestamente algunos no deben ser oficialistas ni opositores, sino una ‘tercera opción’, o quizá diciendo que no se trata de vencer al MAS sino de entrar en consenso y construir a través del diálogo.(debo aclarar que creo en el diálogo y el debate, pero nunca con el oficialismo y sus esbirros, por razones obvias).
No creo en la mínima posibilidad de que Evo Morales, su entorno y sus adeptos recapaciten y detengan su frenesí destructivo de la democracia y el Estado de derecho, o que, de un momento a otro, adquieran la sensatez y la razón que nunca tuvieron en su vida política.
Y me ubico en esta vereda, en este lado de la barrera ideológica porque me opongo. Me opongo a la ilegalidad, a las vejaciones y a los atropellos a los derechos y garantías fundamentales, a la barbarie de las turbas y a las masas enardecidas que por la fuerza buscan imponer. Me opongo a un manejo totalitario y dictatorial, a que se acallen voces, a que se coarten y repriman ideas, a que se encarcele a la gente por no comulgar con el nefasto Gobierno y por denunciar sus atrocidades, a que se mueva la maquinaria estatal entera para inculpar y perseguir; porque la justicia es sólo una quimera.
Me opongo a la incapacidad gubernamental, a la vergüenza internacional que nos hacen pasar desde Palacio de Gobierno, a que desde Venezuela un simiesco personaje amenace y quiera ordenar el rumbo de nuestro destino, a la corrupción, a la violencia, a la ineptitud, a la demagogia y al burdo populismo.
Me opongo a que el Gobierno quiera controlar la vida de los ciudadanos, a que se hiera, se mate a nombre de ‘la patria’, a que se quiera implantar un modelo económico y social que es absurdo, a que se destruyan nuestros anhelos de vivir días mejores, a que se quiera apagar nuestra sed de libertad.
Me opongo porque aún tengo entereza, porque todavía recuerdo el dolor, la rabia y la impotencia por quienes están presos y quienes cayeron asesinados por el dictador socialista de turno.
Por lo tanto, hoy, a voz en cuello, con toda la convicción que generan los años y con toda la energía de que mis ideales me dotan, es que vocifero sin un ápice de miedo o duda: ¡soy un firme y acérrimo opositor!
*Estudiante universitario
andresajsc@hotmail.com
No creo en la mínima posibilidad de que Evo Morales, su entorno y sus adeptos recapaciten y detengan su frenesí destructivo de la democracia y el Estado de derecho, o que, de un momento a otro, adquieran la sensatez y la razón que nunca tuvieron en su vida política.
Y me ubico en esta vereda, en este lado de la barrera ideológica porque me opongo. Me opongo a la ilegalidad, a las vejaciones y a los atropellos a los derechos y garantías fundamentales, a la barbarie de las turbas y a las masas enardecidas que por la fuerza buscan imponer. Me opongo a un manejo totalitario y dictatorial, a que se acallen voces, a que se coarten y repriman ideas, a que se encarcele a la gente por no comulgar con el nefasto Gobierno y por denunciar sus atrocidades, a que se mueva la maquinaria estatal entera para inculpar y perseguir; porque la justicia es sólo una quimera.
Me opongo a la incapacidad gubernamental, a la vergüenza internacional que nos hacen pasar desde Palacio de Gobierno, a que desde Venezuela un simiesco personaje amenace y quiera ordenar el rumbo de nuestro destino, a la corrupción, a la violencia, a la ineptitud, a la demagogia y al burdo populismo.
Me opongo a que el Gobierno quiera controlar la vida de los ciudadanos, a que se hiera, se mate a nombre de ‘la patria’, a que se quiera implantar un modelo económico y social que es absurdo, a que se destruyan nuestros anhelos de vivir días mejores, a que se quiera apagar nuestra sed de libertad.
Me opongo porque aún tengo entereza, porque todavía recuerdo el dolor, la rabia y la impotencia por quienes están presos y quienes cayeron asesinados por el dictador socialista de turno.
Por lo tanto, hoy, a voz en cuello, con toda la convicción que generan los años y con toda la energía de que mis ideales me dotan, es que vocifero sin un ápice de miedo o duda: ¡soy un firme y acérrimo opositor!
*Estudiante universitario
andresajsc@hotmail.com
Tenía que ser... (Juan Pueblo)
Tomado de HoyBolivia.com
Hay un sabio refrán: "Dile al burro forzudo y lo verás forcejear". Parece que se lo habría dicho a varios candidatillos que son políticos pretendidamente experimentados, y los vemos procurando actuar en un campo que no entienden. Esto se manifiesta en el efusivo candidato-capitán Manfred Reyes Villa que mete hondo la pata, aunque, es cierto, esta vez se pasó. Lo que sucede no debe alegrar a nadie que espere una nueva era democrática y que tenga la ilusión de que la infame era del masismo termine pronto.
Veamos lo que este Reyes Villa propuso en el fragor de su campaña: "El candidato presidencial de derecha Manfred Reyes Villa anunció este martes que subvencionará el consumo de coca en Bolivia si es elegido el próximo 6 de agosto" (Despacho de AFP. La Paz18/11/09) ". "Como presidente de la república –dijo– voy a subvencionar la coca. A los que acullican (mastican, especialmente indígenas) les voy a dar el 50% del valor".
Surgen las preguntas: ¿Que pretende Reyes Villa con esta torpe demagogia? ¿O será que, en su irreflexivo atropellamiento, dice cualquier cosa para salir de alguna pregunta difícil? ¿Realmente cree el capitán–candidato que, con esta declaración ridícula, va a ganar algunos votos entre los cocaleros, tan sectarios y tan comprometidos en el negocio de la coca protegido por su máximo dirigente, ahora presidente? ¿Habrá pensado –si Reyes Villa piensa claramente– que esa declaración iba a ser repudiada por los bolivianos ajenos al circuito de la coca–cocaína?
Nunca hubiera pensado que, después de referirme a otras andanzas, también producto del extravío de este candidato-capitán, tan pronto iba a escribir sobre otra de sus torpezas. Y en esto tiene el acompañamiento –malo por cierto– de una escritora y articulista que es su candidata a senadora por Santa Cruz, y que, en sus malos artículos –hasta incurre en graves errores ortográficos– dice cualquier cosa cuando trata infructuosamente de ser ilustrada.
Pero las cosas ya no andan bien para esta candidatura. En un análisis de la candidatura del capitán, se muestra la incuria de éste Reyes Villa y sus asesores en el manejo de la campaña. Así, se afirma que "La campaña de Doria Medina, aunque un poco tardíamente, comienza a tomar temperatura. La de Manfred (piloteada por una empresa norteamericana a cuyo mando está Paul Greenberg) comete infinidad de errores".
Decir errores es una manera piadosa de señalar la impostura de este tonto candidato que está trepado sobre la cabeza del candidato. Así, ¿Reyes Villa es el menos malo y, por tanto, se debe votar por él? No lo creo. Si yo votara por él, cargaría con la culpa de haber actuado mal a sabiendas. Porque hay sabía que cualquier necedad tenía que provenir de este candidato capitán.
Por todo esto, yo no votaré. Me quedaré en casa, mirando la tele extranjera, como un escapismo que, para muchos, sería condenable...
Hay un sabio refrán: "Dile al burro forzudo y lo verás forcejear". Parece que se lo habría dicho a varios candidatillos que son políticos pretendidamente experimentados, y los vemos procurando actuar en un campo que no entienden. Esto se manifiesta en el efusivo candidato-capitán Manfred Reyes Villa que mete hondo la pata, aunque, es cierto, esta vez se pasó. Lo que sucede no debe alegrar a nadie que espere una nueva era democrática y que tenga la ilusión de que la infame era del masismo termine pronto.
Veamos lo que este Reyes Villa propuso en el fragor de su campaña: "El candidato presidencial de derecha Manfred Reyes Villa anunció este martes que subvencionará el consumo de coca en Bolivia si es elegido el próximo 6 de agosto" (Despacho de AFP. La Paz18/11/09) ". "Como presidente de la república –dijo– voy a subvencionar la coca. A los que acullican (mastican, especialmente indígenas) les voy a dar el 50% del valor".
Surgen las preguntas: ¿Que pretende Reyes Villa con esta torpe demagogia? ¿O será que, en su irreflexivo atropellamiento, dice cualquier cosa para salir de alguna pregunta difícil? ¿Realmente cree el capitán–candidato que, con esta declaración ridícula, va a ganar algunos votos entre los cocaleros, tan sectarios y tan comprometidos en el negocio de la coca protegido por su máximo dirigente, ahora presidente? ¿Habrá pensado –si Reyes Villa piensa claramente– que esa declaración iba a ser repudiada por los bolivianos ajenos al circuito de la coca–cocaína?
Nunca hubiera pensado que, después de referirme a otras andanzas, también producto del extravío de este candidato-capitán, tan pronto iba a escribir sobre otra de sus torpezas. Y en esto tiene el acompañamiento –malo por cierto– de una escritora y articulista que es su candidata a senadora por Santa Cruz, y que, en sus malos artículos –hasta incurre en graves errores ortográficos– dice cualquier cosa cuando trata infructuosamente de ser ilustrada.
Pero las cosas ya no andan bien para esta candidatura. En un análisis de la candidatura del capitán, se muestra la incuria de éste Reyes Villa y sus asesores en el manejo de la campaña. Así, se afirma que "La campaña de Doria Medina, aunque un poco tardíamente, comienza a tomar temperatura. La de Manfred (piloteada por una empresa norteamericana a cuyo mando está Paul Greenberg) comete infinidad de errores".
Decir errores es una manera piadosa de señalar la impostura de este tonto candidato que está trepado sobre la cabeza del candidato. Así, ¿Reyes Villa es el menos malo y, por tanto, se debe votar por él? No lo creo. Si yo votara por él, cargaría con la culpa de haber actuado mal a sabiendas. Porque hay sabía que cualquier necedad tenía que provenir de este candidato capitán.
Por todo esto, yo no votaré. Me quedaré en casa, mirando la tele extranjera, como un escapismo que, para muchos, sería condenable...
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Lo que nos faltaba: coca subvencionada a bajo precio (F. Hecker H.)
"Donde hay duda hay libertad." - [Proverbio latino]
De los candidatos los que mayor probabilidad de obtener nuestro voto son: Evo, Manfred y Samuel. Los demás son simples figurines (yo diría que son unos simples metichis). -Ninguno de los candidatos es de mi agrado, todos son más o menos lo mismo, lo de siempre, que nos prometen de todo con tal de llegar al poder y enriquecerse a no más poder. -La ideología no importa, ya no se distingue entre rojos y negros, izquierda y derecha, el socialismo o el capitalismo; ahora todos tienen un solo color: el VERDE del dólar del Imperio tan odiado por el Socialismo Siglo XXI.
-Dudo que algún candidato tenga más de 120 de coeficiente de inteligencia, el “Tarechi en su estaca” posiblemente no llegue ni a 100 (el promedio normal), pero casi todos los políticos no son electos por ser inteligentes, sino por ser muy “vivos”, disfrazada su viveza criolla por “carisma personal” para atraer votos. -Por ello en Bolivia nuestra democracia no es aristocrática sino oclocrática (demagógica en sus múltiples formas apelando a las emociones irracionales de la muchedumbre).
-Me contaba un concuñado que cuando Napoleón mando establecer normas sobre pesos, medidas y demás se estableció que la unidad más pequeña sea el mili, seguida del centi, del deca, del entero (kilo), y finalmente la tonelada y múltiples de la misma (mega, giga). -Así en peso, se estableció la tonelada, el kilogramo, gramo, centigramo y miligramo; en medidas de distancias y longitud, se estableció el kilómetro, el metro, el centímetro y el milímetro. -La inteligencia la llamaron el TAR y la dividieron: para los muy inteligentes en tone-tar, para los normales en kilo-tar, para los menos inteligentes en centi-tar y para los verdaderamente brutos en MILI-TAR. -Napoleón lo acepto y conste que era MILI-TAR (mi concuñado lo sabe contar con más chispa y gracia).
Por ser el mal menor apoyo abiertamente en su campaña a Manfred, pero no incondicionalmente. -Su propuesta de vender coca a precio subvencionado solo puede nacer de una mente MILI-TAR, no tengo otra explicación.
Debe estar loco o muy mal asesorado. Es una total bellacada, posiblemente un “lapsus linguae”. -¿Saben los candidatos, Manfred incluido, cuánto cuesta al país el combate al narcotráfico, la erradicación de cocales ilegales, el daño medio ambiental causado por la destrucción de la floresta para ampliar los cocales ilegales, la gente que se emplea para el control y su fiscalización, los aviones y helicópteros que se “gastan” para el combate y el desprestigio nacional que nos causa?
-Son decenas, quizás centenas de millones de dólares anuales. ¿Cuantos muertos en la lucha contra el narcoterrorismo (en ambos lados), cuantos drogadictos convertidos en harapos humanos, en mendigos, asaltantes, prostitutas (de ambos sexos)?
-¿Cuanta corrupción, compra de conciencia, de jueces y magistrados, de policías, políticos y gobernantes? ¿Cuantas familias, matrimonios y amistades destruidas; niños abandonados por culpa de la maldita droga que en Bolivia es BENDITA?
-No se olviden que nuestro querido “Tarechi en su estaca” es el Presidente de las 6 Federaciones del Trópico Cochabambino.
-En vez de subvencionar la hoja de coca maldita, deberían grabarla con impuestos, como ser: us$ 1.000,00 por cato de coca, así se recaudarían unos us$ 250 millones por año. -Pero … al cobrar impuesto se legaliza la coca, por lo tanto el Estado se convertiría (y ya lo es en la práctica) en el mayor narcotraficante que no solo permite, sino que controla y fiscaliza toda la actividad. -Para evitar todo ello y si de verdad piensan subvencionar la droga, de una vez háganlo bien hecho y que sea GRATUITA. Controlada, bien fiscalizada pero gratuita.
-Y dejemos de dar vueltas y dejémonos de macanas: la coca milenaria no era de uso masivo sino apenas de la clase dominante y se utilizaba como pago y estimulo a los apreciados por los mandamases. La mayoría de la población no la conocía ni usaba.
Los españoles abusaron de la hoja maldita para mantener contentos a sus esclavos mineros y agrarios. -Un justificativo es que sirve para soportar el mal de la altura (soroqchi). ¿Porque entonces permitimos y hasta fomentamos el consumo en la Amazonia, en las Tierras Bajas, en Cambalandia, en Tarija y Valles Bajos de Potosí, Chuquisaca y Cochabamba? -Solamente debería estar permitido el consumo en el Altiplano y en los Valles Altos de Chuquisaca, Cochabamba, Potosí y solo a partir de cierta altura, a partir de por lo menos 3.000 metros de altura (en las ciudades de Cochabamba, Sucre y Tarija no se pudiese acullicar).
-Hay que establecer una norma, legislar al respeto, poner los puntos sobre las “ies” y dejar de mentirnos. Reglamentar donde se autoriza su consumo, que el mismo solo pueda hacerse en domicilios particulares pero jamás en vías públicas y que cada coca-dependiente (vicioso) tenga derecho a recibir una bolsita gratuita de hojas de coca por día y nada más y que la entrega se realice en las farmacias bajo control del Estado y de las Naciones Unidas (OPS/OMS). Naturalmente que no se admitirían nuevos consumidores, puesto que el Estado no debe promocionar la coca ni crear nuevos coca-dependientes. Se debe impregnar nuestra conciencia con el dicho que la COCA ES MALDITA, es una droga que hace mucho daño y perturba la mente y que lo mejor es no consumirla en ninguna de sus formas, incluyendo el famoso “mate de coca”.
-Soy de la opinión que el propio Estado junto con las Naciones Unidas (OPS/OMS) debería sembrar, cultivar, cosechar, secar, comercializar y entregar la hoja de coca a los coca-dependientes, un producto 100% orgánico, libre de agrotóxicos.
-Toda la demás coca sería ILEGAL y debería ser destruida, si posible fumigada con venenos poderosos para destruir y quemar la planta y para hacer imposible su consumo en cualquier forma.
-Solo así para deshacernos de esta actividad que tanto daño nos esta causando. No podemos ser tolerantes con el narcotráfico y con los coca-dependientes. La hoja de coca es droga y punto. El que acullica es un vicioso, drogadicto, coca-dependiente.
La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad. -Thomas Mann
De los candidatos los que mayor probabilidad de obtener nuestro voto son: Evo, Manfred y Samuel. Los demás son simples figurines (yo diría que son unos simples metichis). -Ninguno de los candidatos es de mi agrado, todos son más o menos lo mismo, lo de siempre, que nos prometen de todo con tal de llegar al poder y enriquecerse a no más poder. -La ideología no importa, ya no se distingue entre rojos y negros, izquierda y derecha, el socialismo o el capitalismo; ahora todos tienen un solo color: el VERDE del dólar del Imperio tan odiado por el Socialismo Siglo XXI.
-Dudo que algún candidato tenga más de 120 de coeficiente de inteligencia, el “Tarechi en su estaca” posiblemente no llegue ni a 100 (el promedio normal), pero casi todos los políticos no son electos por ser inteligentes, sino por ser muy “vivos”, disfrazada su viveza criolla por “carisma personal” para atraer votos. -Por ello en Bolivia nuestra democracia no es aristocrática sino oclocrática (demagógica en sus múltiples formas apelando a las emociones irracionales de la muchedumbre).
-Me contaba un concuñado que cuando Napoleón mando establecer normas sobre pesos, medidas y demás se estableció que la unidad más pequeña sea el mili, seguida del centi, del deca, del entero (kilo), y finalmente la tonelada y múltiples de la misma (mega, giga). -Así en peso, se estableció la tonelada, el kilogramo, gramo, centigramo y miligramo; en medidas de distancias y longitud, se estableció el kilómetro, el metro, el centímetro y el milímetro. -La inteligencia la llamaron el TAR y la dividieron: para los muy inteligentes en tone-tar, para los normales en kilo-tar, para los menos inteligentes en centi-tar y para los verdaderamente brutos en MILI-TAR. -Napoleón lo acepto y conste que era MILI-TAR (mi concuñado lo sabe contar con más chispa y gracia).
Por ser el mal menor apoyo abiertamente en su campaña a Manfred, pero no incondicionalmente. -Su propuesta de vender coca a precio subvencionado solo puede nacer de una mente MILI-TAR, no tengo otra explicación.
Debe estar loco o muy mal asesorado. Es una total bellacada, posiblemente un “lapsus linguae”. -¿Saben los candidatos, Manfred incluido, cuánto cuesta al país el combate al narcotráfico, la erradicación de cocales ilegales, el daño medio ambiental causado por la destrucción de la floresta para ampliar los cocales ilegales, la gente que se emplea para el control y su fiscalización, los aviones y helicópteros que se “gastan” para el combate y el desprestigio nacional que nos causa?
-Son decenas, quizás centenas de millones de dólares anuales. ¿Cuantos muertos en la lucha contra el narcoterrorismo (en ambos lados), cuantos drogadictos convertidos en harapos humanos, en mendigos, asaltantes, prostitutas (de ambos sexos)?
-¿Cuanta corrupción, compra de conciencia, de jueces y magistrados, de policías, políticos y gobernantes? ¿Cuantas familias, matrimonios y amistades destruidas; niños abandonados por culpa de la maldita droga que en Bolivia es BENDITA?
-No se olviden que nuestro querido “Tarechi en su estaca” es el Presidente de las 6 Federaciones del Trópico Cochabambino.
-En vez de subvencionar la hoja de coca maldita, deberían grabarla con impuestos, como ser: us$ 1.000,00 por cato de coca, así se recaudarían unos us$ 250 millones por año. -Pero … al cobrar impuesto se legaliza la coca, por lo tanto el Estado se convertiría (y ya lo es en la práctica) en el mayor narcotraficante que no solo permite, sino que controla y fiscaliza toda la actividad. -Para evitar todo ello y si de verdad piensan subvencionar la droga, de una vez háganlo bien hecho y que sea GRATUITA. Controlada, bien fiscalizada pero gratuita.
-Y dejemos de dar vueltas y dejémonos de macanas: la coca milenaria no era de uso masivo sino apenas de la clase dominante y se utilizaba como pago y estimulo a los apreciados por los mandamases. La mayoría de la población no la conocía ni usaba.
Los españoles abusaron de la hoja maldita para mantener contentos a sus esclavos mineros y agrarios. -Un justificativo es que sirve para soportar el mal de la altura (soroqchi). ¿Porque entonces permitimos y hasta fomentamos el consumo en la Amazonia, en las Tierras Bajas, en Cambalandia, en Tarija y Valles Bajos de Potosí, Chuquisaca y Cochabamba? -Solamente debería estar permitido el consumo en el Altiplano y en los Valles Altos de Chuquisaca, Cochabamba, Potosí y solo a partir de cierta altura, a partir de por lo menos 3.000 metros de altura (en las ciudades de Cochabamba, Sucre y Tarija no se pudiese acullicar).
-Hay que establecer una norma, legislar al respeto, poner los puntos sobre las “ies” y dejar de mentirnos. Reglamentar donde se autoriza su consumo, que el mismo solo pueda hacerse en domicilios particulares pero jamás en vías públicas y que cada coca-dependiente (vicioso) tenga derecho a recibir una bolsita gratuita de hojas de coca por día y nada más y que la entrega se realice en las farmacias bajo control del Estado y de las Naciones Unidas (OPS/OMS). Naturalmente que no se admitirían nuevos consumidores, puesto que el Estado no debe promocionar la coca ni crear nuevos coca-dependientes. Se debe impregnar nuestra conciencia con el dicho que la COCA ES MALDITA, es una droga que hace mucho daño y perturba la mente y que lo mejor es no consumirla en ninguna de sus formas, incluyendo el famoso “mate de coca”.
-Soy de la opinión que el propio Estado junto con las Naciones Unidas (OPS/OMS) debería sembrar, cultivar, cosechar, secar, comercializar y entregar la hoja de coca a los coca-dependientes, un producto 100% orgánico, libre de agrotóxicos.
-Toda la demás coca sería ILEGAL y debería ser destruida, si posible fumigada con venenos poderosos para destruir y quemar la planta y para hacer imposible su consumo en cualquier forma.
-Solo así para deshacernos de esta actividad que tanto daño nos esta causando. No podemos ser tolerantes con el narcotráfico y con los coca-dependientes. La hoja de coca es droga y punto. El que acullica es un vicioso, drogadicto, coca-dependiente.
La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad. -Thomas Mann
¡Qué vergüenza, Presidente! (Susana Seleme Antelo)
Sospechábamos de que usted, si no era totalmente misógino, algo así era, o andaba rondando por ahí. Vale decir, alguien que siente desprecio por las mujeres, las discrimina, se pone violento y/o desdeñoso al hablar con ellas, o que hace ‘bromas’ de muy mal gusto cuando se refiere a ellas.
No era sospecha gratuita. Ya sabíamos que estuvo a punto de perder sus derechos políticos, previo juicio y sentencia ejecutoriada, por no pasar la mensualidad de ley que corresponde a sus hijos:¿responsabilidad paterna cero? Ya lo habíamos oído decir, medio en serio, medio en broma, que le gusta hacer llorar a las mujeres: ¿sádico? También que quisiera irse a Chapare con una moza de 15 años: ¿le gustan las menores? Y, además, inducir a las dirigentes mujeres del Movimiento al Socialismo-¿cuál socialismo?- a afirmar que como ellas no están preparadas para cumplir con la paridad de género en las listas de candidatas a parlamentarias, mejor que ocupen los hombres esos puestos. ¿Dónde queda la Constitución Política que hizo aprobar con muertos, dolor, heridos y contusos, que habla de paridad e igualdad entre hombres y mujeres en el ejercicio de la función política y pública?
¡Vaya hoja de vida! Y ahora resulta que su misoginia desnuda un machismo-sexismo grosero, provocador y atentatorio a todas las mujeres de Bolivia. Porque si hubo algunas exaltadas que pretendieron halagarlo, o fueron inducidas a hacerlo, con el grosero estribillo “ardiente, ardiente, Evo presidente”, en lugar de repetirlo ufano y victorioso, usted debió rechazarlo para no quedar como ha quedado.
Se lo aclaro, Presidente: un macho-machote vulgar, poseedor de un falo irreverente y ofensivo, que no se condice de la condición de su portador, nada menos que un Presidente de la extinta República de Bolivia, hoy Estado Plurinacional, que no acepta que hombres y mujeres, siendo biológicamente diferentes, tenemos los mismos derechos. ¿Sabe usted que apenas es uno más de muchos machos iguales, independientemente de su cargo?
¡Qué vergüenza, Presidente! Aunque sea portador de tales o cuales atributos, a su cerebro no ha llegado el significado de un verdadero proceso de cambio. No ése del que tanto hablan y sobre el que tanto machacan usted y todos los/las masistas, cada vez más parecido a lo ya conocido: ‘cambiar para que nada cambie’, dejando de lado, entre otros cambios, el más necesario, aquél que debe empezar por desmontar los perversos atavismos de la sociedad y la cultura patriarcales. Aquéllos que sostienen que el hombre, por haber nacido hombre e intervenir en el proceso de reproducción del género humano, se convierte en ‘patris familie’, núcleo de la civilización greco-romana y de las religiones monoteístas: un solo Dios-hombre-padre.
En otras palabras, el poder de ese padre-hombre sobre la familia, dueño absoluto de todo patrimonio y propietario privado de vidas, haciendas e hijos, incluidas las mujeres. Estando por encima del bien y del mal, tiene derecho a hacer, decir y actuar con las mujeres como su propiedad privada, por lo tanto, subordinadas a sus designios y caprichos, entre ellos los de naturaleza sexual, muchas veces sádica, violenta y a golpes y patadas .
¡Que vergüenza, Presidente! Le repito la consigna de una campaña por la igualdad de la mujer: “de todo los hombres que haya en mi vida, ninguno será más que yo”, así sea presidente o portero.
*Periodista
y Máster en Ciencias Políticas
No era sospecha gratuita. Ya sabíamos que estuvo a punto de perder sus derechos políticos, previo juicio y sentencia ejecutoriada, por no pasar la mensualidad de ley que corresponde a sus hijos:¿responsabilidad paterna cero? Ya lo habíamos oído decir, medio en serio, medio en broma, que le gusta hacer llorar a las mujeres: ¿sádico? También que quisiera irse a Chapare con una moza de 15 años: ¿le gustan las menores? Y, además, inducir a las dirigentes mujeres del Movimiento al Socialismo-¿cuál socialismo?- a afirmar que como ellas no están preparadas para cumplir con la paridad de género en las listas de candidatas a parlamentarias, mejor que ocupen los hombres esos puestos. ¿Dónde queda la Constitución Política que hizo aprobar con muertos, dolor, heridos y contusos, que habla de paridad e igualdad entre hombres y mujeres en el ejercicio de la función política y pública?
¡Vaya hoja de vida! Y ahora resulta que su misoginia desnuda un machismo-sexismo grosero, provocador y atentatorio a todas las mujeres de Bolivia. Porque si hubo algunas exaltadas que pretendieron halagarlo, o fueron inducidas a hacerlo, con el grosero estribillo “ardiente, ardiente, Evo presidente”, en lugar de repetirlo ufano y victorioso, usted debió rechazarlo para no quedar como ha quedado.
Se lo aclaro, Presidente: un macho-machote vulgar, poseedor de un falo irreverente y ofensivo, que no se condice de la condición de su portador, nada menos que un Presidente de la extinta República de Bolivia, hoy Estado Plurinacional, que no acepta que hombres y mujeres, siendo biológicamente diferentes, tenemos los mismos derechos. ¿Sabe usted que apenas es uno más de muchos machos iguales, independientemente de su cargo?
¡Qué vergüenza, Presidente! Aunque sea portador de tales o cuales atributos, a su cerebro no ha llegado el significado de un verdadero proceso de cambio. No ése del que tanto hablan y sobre el que tanto machacan usted y todos los/las masistas, cada vez más parecido a lo ya conocido: ‘cambiar para que nada cambie’, dejando de lado, entre otros cambios, el más necesario, aquél que debe empezar por desmontar los perversos atavismos de la sociedad y la cultura patriarcales. Aquéllos que sostienen que el hombre, por haber nacido hombre e intervenir en el proceso de reproducción del género humano, se convierte en ‘patris familie’, núcleo de la civilización greco-romana y de las religiones monoteístas: un solo Dios-hombre-padre.
En otras palabras, el poder de ese padre-hombre sobre la familia, dueño absoluto de todo patrimonio y propietario privado de vidas, haciendas e hijos, incluidas las mujeres. Estando por encima del bien y del mal, tiene derecho a hacer, decir y actuar con las mujeres como su propiedad privada, por lo tanto, subordinadas a sus designios y caprichos, entre ellos los de naturaleza sexual, muchas veces sádica, violenta y a golpes y patadas .
¡Que vergüenza, Presidente! Le repito la consigna de una campaña por la igualdad de la mujer: “de todo los hombres que haya en mi vida, ninguno será más que yo”, así sea presidente o portero.
*Periodista
y Máster en Ciencias Políticas
Los insólitos programas de gobierno (Alberto Bonadona Cossío)
Ser candidato a la presidencia o, para el efecto, formar parte de cualquier formula ganadora o de las otras, da el derecho de decir incongruencias, pleonasmos, ofrecer lo inalcanzable, creer que los problemas de la economía del país son parte de un juego de simple y surrealista imaginación. ¡Sea candidato y tiene la prerrogativa de decir necedades, sandeces y alguna que otra ocurrencia graciosa!
Uno de los socarrones afirma: “Velaremos para el correcto y adecuado funcionamiento de los mercados.” A continuación habla de los monopolios de los servicios públicos y añade que “controlará precios y beneficios de los servicios de agua, luz, comunicaciones y combustibles”. Los precios en estos monopolios naturales son regulados y no controlados y debe establecérselos dentro de los límites más cercanos a las condiciones de un mercado de libre competencia. ¿Dónde queda lo “correcto y adecuado” que ofrecen?
Otro candidato y sus seguidores, parecen que vieron muchas películas de Cantinflas y formulan la salvación para Bolivia con el impulso de una “economía mixta, entre lo privado y lo estatal, pero, bajo el control del estado Boliviano, estimulando con fuerza la iniciativa privada y entrar a la era de la competitividad y con réditos económicos a favor del pueblo, de los trabajadores del campo y las ciudades”. Con este tipo de “mixtura” apresúrese a votar con “fuerza” a favor de esta tabla de salvación para todos. ¿Cómo es que no se descubrió antes esta clase de entuertos económicos?
Otra lumbrera presidenciable ofrece la receta para abaratar el costo financiero. Por lo visto se trata tan sólo de “regular las decisiones de arbitraje entre el ahorro-inversión nacional realizadas por la banca privada, de tal manera que se generen señales financieras hacia los sectores productivos”. O sea que bajar la tasa de interés bancaria la realizarán por decreto y no importa en absoluto la ineficiencia bancaria que sube los costos. Menos importante para estos presidenciables es el desajuste (descalce) entre los créditos otorgados a plazos largos y los depósitos recibidos a plazos cortos; característica secular de la banca nacional. Más aún, prometen aumentar la inversión nacional mediante el mismo decreto. ¿Qué ofrecen, política económica o sortilegios?
Una nueva joya encontrada en el pajar de la actual política eleccionaria señala: “Desarrollaremos una economía equilibrada, con un déficit fiscal bajo” ¿Cómo es esto de equilibrio con déficit? ¿Será una nueva teoría económica?
La propuesta más destacada es la panacea que ofrece “El Estado Plurinacional” cuyos candidatos continuarán “efectuando la redistribución del ingreso nacional favoreciendo a … sectores de menores ingresos y oportunidades a través de sus políticas fiscales, financieras, monetarias y cambiarias”. De aumentar la producción con empleo productivo y el cómo lograrlo siguen sin explicar mucho. Y bueno sería que digan cómo las políticas referidas favorecieron a los más pobres.
Uno de los socarrones afirma: “Velaremos para el correcto y adecuado funcionamiento de los mercados.” A continuación habla de los monopolios de los servicios públicos y añade que “controlará precios y beneficios de los servicios de agua, luz, comunicaciones y combustibles”. Los precios en estos monopolios naturales son regulados y no controlados y debe establecérselos dentro de los límites más cercanos a las condiciones de un mercado de libre competencia. ¿Dónde queda lo “correcto y adecuado” que ofrecen?
Otro candidato y sus seguidores, parecen que vieron muchas películas de Cantinflas y formulan la salvación para Bolivia con el impulso de una “economía mixta, entre lo privado y lo estatal, pero, bajo el control del estado Boliviano, estimulando con fuerza la iniciativa privada y entrar a la era de la competitividad y con réditos económicos a favor del pueblo, de los trabajadores del campo y las ciudades”. Con este tipo de “mixtura” apresúrese a votar con “fuerza” a favor de esta tabla de salvación para todos. ¿Cómo es que no se descubrió antes esta clase de entuertos económicos?
Otra lumbrera presidenciable ofrece la receta para abaratar el costo financiero. Por lo visto se trata tan sólo de “regular las decisiones de arbitraje entre el ahorro-inversión nacional realizadas por la banca privada, de tal manera que se generen señales financieras hacia los sectores productivos”. O sea que bajar la tasa de interés bancaria la realizarán por decreto y no importa en absoluto la ineficiencia bancaria que sube los costos. Menos importante para estos presidenciables es el desajuste (descalce) entre los créditos otorgados a plazos largos y los depósitos recibidos a plazos cortos; característica secular de la banca nacional. Más aún, prometen aumentar la inversión nacional mediante el mismo decreto. ¿Qué ofrecen, política económica o sortilegios?
Una nueva joya encontrada en el pajar de la actual política eleccionaria señala: “Desarrollaremos una economía equilibrada, con un déficit fiscal bajo” ¿Cómo es esto de equilibrio con déficit? ¿Será una nueva teoría económica?
La propuesta más destacada es la panacea que ofrece “El Estado Plurinacional” cuyos candidatos continuarán “efectuando la redistribución del ingreso nacional favoreciendo a … sectores de menores ingresos y oportunidades a través de sus políticas fiscales, financieras, monetarias y cambiarias”. De aumentar la producción con empleo productivo y el cómo lograrlo siguen sin explicar mucho. Y bueno sería que digan cómo las políticas referidas favorecieron a los más pobres.
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