domingo, 4 de octubre de 2009

Militares en tareas peligrosas (Humberto Vacaflor)

El subteniente del Ejército George Nava puso en junio del año pasado una bomba en un canal de Tv de Yacuiba y en abril pasado el capital de policía Wálter Andrade actuó junto con un grupo de terroristas, supuestamente en una tarea de espionaje.

En ambos casos, el Ejército Nacional y la Policía Nacional han tenido seguramente razones muy valederas para justificar esos hechos. En el caso de Nava se trató de un atentado contra un medio de comunicación y en el caso de Andrade resultó en un atentado contra la Iglesia Católica, pues el único acto terrorista del grupo consistió en colocar una bomba en la casa del Cardenal Julio Terrazas.

Es probable que los comandantes de ambas fuerzas hayan considerado que la acción de sus subordinados era necesaria, aunque para los ciudadanos de la calle resulte difícil entender que el país gane algo con la destrucción de un canal de Tv o con la intención de asesinar al Cardenal.

Las razones y los propósitos de la seguridad nacional son insondables. Podría ser que los dos hechos terroristas hayan sido planificados para evitar al país males mayores.

Pero sería bueno que las autoridades expliquen bien cómo es que esos dos hechos, uno cometido por un oficial del Ejército y otro por un policía, contribuyen a la paz y a la seguridad nacionales.

En el caso del oficial de Ejército, se supo que estaba destinado al Palacio Quemado. Respecto del capitán de policía Andrade lo que se sabe es que después de haber estado en el comando de terroristas-separatistas acorraló a unos reporteros y disparó su arma de reglamento contra una inerme cámara filmadora. Aquí hay un hilo conductor. Ambos atacaron medios de comunicación, o por lo menos herramientas de la comunicación.

Algunos gobiernos son incluso más rebuscados en sus propósitos de garantizar la seguridad y la unidad nacionales afectando al periodismo. La Policía de Venezuela prohibió el ingreso de algunos periodistas a las sesiones de la Asamblea Nacional. Algunos medios de comunicación recibieron instrucciones para cambiar a sus reporteros, porque habían sido vetados por “órdenes superiores”, según dijo el presidente de la Asamblea, William Echeverría. Los medios tuvieron que enviar la lista de sus reporteros para que los asambleístas del Gobierno elijan el de su agrado.

La medida no se ha aplicado todavía contra los columnistas, pero se debe a que todavía no han sido elaboradas las listas.

Y el gobierno de Hugo Chávez acaba de disponer que los padres se abstengan de poner nombres raros a sus hijos, sobre todo nombres extranjeros. Sólo se permite que los niños tengan nombres que figuran en una lista oficial o los nombres que se usan en las tribus del interior.

Pero en esto de prohibir cualquier cosa en nombre de la seguridad nacional, el que se lleva la flor es el gobierno de Irán. Por razones de seguridad nacional acaba de ordenar que los maniquíes de las tiendas de ropa para damas sean diseñados de tal manera que no tengan curvas y mantengan cubierta la cabeza. Unas severas “patrullas de la moral”, de acción inmediata, como la Unidad Táctica de Resolución de Crisis (Utarc) de Bolivia, recorren las calles céntricas de Teherán capturando y llevando en vilo maniquíes curvilíneos, pero no los acribillan.

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